Diferencias Irreconciliables:
Un precedente para el divorcio racial

1,454 words

Divorce [1]English original here [2]

Los Nacionalistas blancos creen que nuestra raza está camino a su extinción biológica [3], y que la única solución real es crear tierras homogéneamente blancas con instituciones pro-familia y pro-natalidad. 

Para hacer el Nacionalismo Blanco una realidad, sin embargo, tenemos que convencer a nuestra gente que tales políticas son necesarias, que son morales, y que son posibles.

La separación política junto a las líneas étnicas no sucede cada día, y usualmente involucra odio, violencia y derramamientos de sangre. Así que la mayoría de los blancos simplemente no desean contemplarlo. Pero muchas veces los blancos están dispuestos a contemplar una forma de separación en menor escala, es decir, el divorcio. Y efectivamente, el modelo que recomendamos para una separación racial humana y pacífica es el llamado “divorcio de terciopelo” entre los Checos y los Eslovacos.

Si las relaciones entre blancos y negros en EEUU al día de hoy fueran un matrimonio, nos habríamos divorciado hace mucho tiempo. Lo mismo es verdad para blancos y judíos, y cualquier otro grupo no blanco. Los Nacionalistas blancos estamos simplemente proponiendo una medida de divorcio racial.

Legalmente, hay dos tipos de divorcio: culpable y no culpable. En un divorcio culpable, al menos una de las partes es considerada responsable de la ruptura del matrimonio. Las causas incluyen:

En los divorcios sin culpa, ninguna de las partes es considerada responsable. Las causas principales son separación e diferencias irreconciliables. Las diferencias irreconciliables incluyen:

Es interesante que algo aparentemente tan trivial como diferentes hábitos laborales y de gasto pueda ser un causal de divorcio. Pero ganar y gastar son una gran parte de la vida, y las diferencias pueden fácilmente arruinarlo todo y molestar el resto de la vida de uno.

En el caso de negros y blancos en EEUU, ambos lados tienen bastante culpa. Pero enfocarse en los daños históricos es en realidad una trampa, simplemente porque los grupos puede que sean víctimas, pero no son perpetradores. La culpa colectiva carece de significado. Y muchos blancos y negros individuales  no se han lastimado el uno al otro, así que el sufrimiento colectivo no es causa suficiente para muchos para contemplar el divorcio racial.

Por ejemplo, creo que fue un terrible crimen introducir esclavos negros al Nuevo Mundo. Pero no siento la más mínima culpa por ello. Y aunque mi vida ha sido negativamente afectada por la presencia de negros en EEUU, la mayoría de los negros no me han hecho daño alguno, y algunos incluso me han beneficiado. Entonces, mi deseo para el divorcio racial no tiene algo que ver con culpa o inocencia o juicios morales de cualquier tipo.

El divorcio racial no es en realidad sobre los individuos. Es sobre la incompatibilidad de los grupos. Hay negros por sobre la media que son créditos a la sociedad blanca, y hay blancos por debajo de la media que arrastran nuestra raza hacia abajo. Pero el carácter de una sociedad es determinado por la media, no por los que están por fuera de ella. Entonces, mi deseo de divorcio racial está basado simplemente en el reconocimiento de que los blancos y los negros como grupo tienen diferencias irreconciliables que les hace imposible ser verdaderamente felices cuando se encuentran forzados a vivir bajo el mismo sistema.

Todas las causas comunes del divorcio sin culpa aplican a las relaciones entre negros y blancos en EEUU: en suma, las razas tienen diferentes personalidades, estilos de vida, trabajo y hábitos de gasto, etc. Cuando se encuentran forzados a vivir bajo el mismo sistema, estas diferencias crean tensiones. Para usar un ejemplo trivial, los negros tienen un sentido muy diferente de pasar el tiempo, y cuando una larga fila de blancos forma mientras un negro de atención al público de la oficina postal habla constantemente con el cliente en la ventana, el resultado es resentimiento. Resentimos a los negros por fallar alcanzar nuestros estándares, los negros nos resienten por imponerles estándares blancos en primer lugar.

Estos problemas no están basados en la historia sino en la naturaleza. Incluso sin la esclavitud negra y el crimen negro – incluso si podríamos borrar completamente el pasado y los blancos y negros pudiéramos empezar de nuevo en una isla desierta- estas diferencias traerán nuevas fricciones y nuevos resentimientos.

Dadas estas diferencias, no debería dar sorpresa alguna que las relaciones entre blancos y negros están envenenadas por resentimiento, discusiones, desconfianza, repulsión, etc. La reciprocidad es central a nuestra idea de conducta moral, y los pueblos desiguales no pueden practicar verdadera reciprocidad.

Nuevamente, si esto fuera un matrimonio, hubiera terminado en divorcio hace mucho tiempo. Cualquier consejero matrimonial responsable hubiera recomendado un divorcio sin culpa tan rápido como pudiera ser posible, porque tal relación está encaminada al divorcio culpable, cuando el resentimiento se transforma en odio, y el odio se transforma en violencia.

Es falso afirmar que el Nacionalismo Blanco está basado simplemente en el odio racial. Como autor de Confessions of a Reluctant Hater [4], no niego que el odio juega un papel. Pero creo que el odio debe ser visto primariamente como producto, más que la causa, de las malas relaciones raciales. Odio otros grupos por el multiculturalismo. Creo en el divorcio racial porque yo no quiero odiar a otros grupos.

La mayoría de la gente que se divorcia simplemente no se odia mutuamente. Presumiblemente, ellos originalmente se casaron por afecto. Así que en general hay una relación amor-odio. Y aunque los negros y los blancos en EEUU fueron forzados a juntarse – el equivalente de un matrimonio escopeta- elementos de afecto genuino han logrado manejarse para surgir entre las razas. Así que también hay una relación amor-odio aquí.

Pero, en algunos casos, no hay odio en el divorcio. Ambas partes simplemente reconocen que serían más felices por las suyas, y ellos cordialmente se separan. Es más, una vez que las personas se divorcian, no es infrecuente que ellos se quieran mutuamente más. Es fácil admirar a una persona a la distancia. Algunas personas recuerdan porque se casaron en el primer lugar. Algunas incluso cometen el mismo error dos veces.

La razón principal por la que los individuos están dispuestos a mantenerse infelices e incluso en situaciones abusivas es la convicción de que su propia felicidad no importa. Ellos creen que las obligaciones con Dios o con la comunidad o con la familia son más importantes. O ellos creen que ellos merecen ser infelices debido a sentimientos de culpa y futilidad. El divorcio es legítimo sólo si la felicidad individual es legítima.

Lo mismo es verdad para las malas relaciones raciales. Los blancos nunca serán plenamente libres hasta que recuperen la convicción de que tenemos el derecho de ser felices, de crecer como una raza en lugar de llegar los estómagos y vaciar la cuña del Tercer Mundo.

Cuando Barack Obama melindrosamente nos recuerda de los supuestos horrores de las cruzadas, no sea que las noticias sobre ISIS nos den ideas sobre la separación del mundo islámico, o cuando los judíos traumatizan a nuestros niños con la “educación” del Holocausto, debemos verlos por lo que son: esposos abusivos diciéndonos que somos inútiles, que no merecemos ser felices, para mantenernos subordinados, explotables y en relaciones parasitarias.

No hay nada más obsceno que ser explotado por la conciencia de uno, por los medios de la conciencia de uno, y por aquellos sin conciencia.

Los Nacionalistas Blancos tienden a sentirse incomodos con el divorcio. Pensamos que los índices de divorcio son muy altos, porque la gente es demasiado individualista e indispuesta a comprometerse o de crecer como individuos y hacer los matrimonios y familias funcionar. Pero para todo eso, reconocemos que la felicidad individual todavía importa, y que eso, por más que tratemos, algunos matrimonios no pueden funcionar y deberían ser disueltos de una vez por todas.

Nuestra falla de aceptar el divorcio y nuestra capacidad de trabajar para salvar matrimonios perdidos debería darnos la visión de la mente de los liberales blancos, muchos de los cuales están tratando hacer funcionar el multiculturalismo en base a los mismos esenciales decentes motivos.

Sin embargo los liberales blancos están también dispuestos –quizás demasiado- a justificar el divorcio en base a la felicidad individual. Tenemos que hacer esta tendencia trabajar por nosotros. El Nacionalismo Blanco se verá mucho más atractivo para nuestro pueblo si vienen a ver que el multiculturalismo es un matrimonio hecho en el infierno.