Debate sobre el Cristianismo

God_the_Geometer [1]5,342 words

Traducción por Francisco Albanese y Aarón Garrido

English original here [2]

Nota del Editor::

Este es el texto completo del debate sobre el Cristianismo entre Jonas De Geer y Greg Johnson en Estocolmo, el 18 de Abril de 2015. La declaración inicial de De Geer está transcrita de aquí [3]. La de Johnson está transcrita de aquí [4]. El resto del texto es una transcripción por V.S. desde el audio de YouTube del debate aquí [5]

Declaración inicial por Jonas De Geer

¿Es una identidad cristiana fuerte una condición necesaria para la futura vida cultural y política de los pueblos europeos?”

Para el propósito de esta discusión, me enfocaré en los beneficios sociológicos del Cristianismo para nuestras sociedades en general, y para la resistencia nacionalista en particular. Esto no

Esto no debe ser interpretado como que tengo un enfoque funcionalista de la fe o que la reduciría a algún tipo de herramienta psico-política.

Además, cuando me refiero a “Europeo” o “Europeos”, incluyo a los eurodescendientes en América, Australia, Sudáfrica, etc.

No hay duda alguna que las Iglesias de hoy, al menos en el mundo occidental, sin excepción significativa, están en un estado más que lamentable. Se han deformado intelectual y espiritualmente más allá de lo reconocible por ese virus mental que llamamos corrección política; por su impulso patológico e imbécil de hacerse un lugar dentro de un paradigma moderno inherente y fundamentalmente hostil al cristianismo.

Tampoco la moderna Iglesia Católica. Sin comparación, la Iglesia Católica —problemas teológicos y eclesiológicos de lado — ha sido la principal fuerza cultural, intelectual y política en el cristianismo (por cierto, no hace mucho tiempo, en tiempos civilizados, “Cristianismo” era sinónimo de “el mundo occidental” o “mundo blanco”).

En las palabras de T. S. Eliot, que no era católico:

Cuando consideramos el mundo occidental, debemos reconocer que la principal tradición cultural ha sido la correspondiente a la Iglesia de Roma. Sólo en los últimos cuatrocientos años otra se ha manifestado; y cualquier persona con un sentido del centro y la periferia debe admitir que la tradición occidental ha sido Latina, y Latino significa Roma.

Es un hecho  histórico indiscutible, pero en los círculos nacionalistas a menudo poco comprendido, que el colapso de la Iglesia Católica es simultáneo con la autodestrucción social moral y étnica del mundo Europeo, o de hecho la precede. Esto no es coincidencia

La Iglesia Católica fue en muchas maneras destruida en los primeros años 60s, con el Concilio Vaticano II, una reunión eclesiástica bajo el auspicio del Papa, asistida por todos los obispos del mundo y celebrada en el Vaticano desde 1962 a 1965. Esto no vino de completa sorpresa para conocedores católicos. De hecho la historia de la iglesia durante el siglo XIX y principios del siglo XX fue mucho sobre la lucha de intentos de infiltración de la jerarquía de la iglesia por las fuerzas judías y masónicas y las ideologías que ellos promovían: el “modernismo” y el “liberalismo”.

Hay una vasta literatura del siglo XIX, principalmente en francés pero también en inglés, acerca de esta conspiración contra la Iglesia, y es material bien documentado, no fantasiosas especulaciones.

Sin embargo la Conspiración finalmente triunfó en los primeros años 60s, la que, dada la influencia de la Iglesia Católica, tuvo desastrosas consecuencias sociales y culturales para toda la civilización occidental, e indirectamente también en las partes que eran predominantemente protestantes.

Es inmediatamente después del Concilio Vaticano II que fueron introducidas con toda su fuerza la revolución cultural, la tan llamada revolución sexual, el divorcio en gran escala, el aborto institucionalizado, la inmigración masiva, las  proclamaciones de las “sociedades multiculturales”, etc., debido a que el último baluarte de integridad Europea — la Iglesia — había sido eliminado por el poder que era. Ahora las compuertas fueron abiertas de par en par y la población europea pudo ser reducida a una masa de consumidores degenerados con muerte cerebral.

Todo sucedió increíblemente rápido. No hay diez años en la historia de nuestra civilización que hayan visto cambios sociales y morales  tan drásticos como aquéllos entre 1965 y 1975.

Un ejemplo muy decidor de lo que ha ocurrido desde la remodelación/destrucción de la Iglesia es cómo Hollywood pudo abandonar la MPPC (Código de Producción de Películas) o el Código Hays. Después de haber sido amenazados por el boicot de los católicos norteamericanos, los estudios cinematográficos importantes a regañadientes aprobaron un código moral para la producción de películas a principios de los años 30s, que establecía que no iba a haber ridiculización del clero, lenguaje obsceno o desnudez, pero tampoco mestizaje en la pantalla. Este sistema estaba vigente hasta 1968 cuando fue considerado obsoleto. Por supuesto era más necesario que nunca, y desde entonces los estudios judíos de cine han tenido luz verde para bombardear generaciones de desventurados occidentales con toda clase de propaganda y todo tipo de inmundicia. Perversamente, generaciones de occidentales han disfrutado de esta guerra psicológica contra ellos como entretenimiento, cuyos efectos apenas pueden ser sobrestimados.

Es cierto que la Iglesia como institución, como ha sido conocida por siglos, más de un milenio, ha sido secuestrada por sus enemigos, pero no está muerta, no puede morir, su tradición, el depositario de la fe está intacto, la sucesión apostólica ininterrumpida.

También es cierto que el mundo europeo en su conjunto es cada vez más secularizado. Claro, pero eso es parte de nuestra autodestrucción programada.

En el largo plazo, nadie puede sobrevivir sin religión, y una religión viable nunca puede ser construida. Puede ser hecha por el hombre, por supuesto, pero nunca artificial con el fin de adaptarse a una agenda política.

Los intentos que se han hecho en la creación de nuevas religiones o recrear antiguas en ciertos círculos nacionalistas han sido irremediablemente inútiles, por decirlo suavemente.

Otra cosa importante aquí es que nos encontramos hoy en una situación donde Europa ha importado locamente  decenas de millones de musulmanes, que en la mayoría de los casos toman muy en serio su religión. Independientemente de lo que uno piensa sobre los episodios del 11 de Septiembre y Charlie Hebdo, y aunque es cierto que los arquitectos del multiculturalismo han sido principalmente judíos, difícilmente musulmanes, la colonización musulmana es nada menos que una bomba de relojería. Lo que los occidentales más secularizados occidentales no entienden es que tanto musulmanes como judíos nos consideran cristianos, aunque cristianos  decadentes que han perdido su fe y por eso su moral. No piensan ni por un momento que el cristianismo nos hizo débiles, y de hecho ellos saben que es todo lo contrario, que somos patéticamente débiles sin fe, sin los valores y morales tradicionales. Éste es uno de los motivos por los que la Judería organizada ha hecho todo lo posible para minar la Iglesia por siglos. Eso y por supuesto un odio muy antiguo y muy profundo por Cristo y Su Iglesia.

La gente no va a luchar y morir por una noción de tener un preciado ADN, o por alguna interpretación nacionalista de la sociobiología. Sólo puedes resistirte a aquéllos impulsados por el fervor religioso con un fervor religioso, con Fe; esto es tan cierto hoy como lo fue en Poitiers, Malta o Lepanto.

Entonces, tiene mucho sentido aprovechar en la tradición religiosa de Occidente, una Tradición que, a pesar de lo que ha sucedido a las iglesias establecidas durante los últimos cincuenta años, sigue intacta y viva.

También para aquéllos que no tienen una fe personal en Dios, sería sin duda sabio y saludable que, si no abrazan la fe, por lo menos reconozcan el papel fundamental y vital que el Cristianismo ha jugado en la historia que moldea nuestra mentalidad y nuestros valores a lo largo de los siglos, a redescubrir esa cultura europea cristiana y tradicional de la cual, por ahora, varias generaciones han sido alienadas.

Si el futuro no estará basado en la Tradición occidental, a la cual el cristianismo es esencial, probablemente no habrá futuro alguno para el hombre occidental.

Europa es la Fe, la Fe es Europa, como Belloc célebremente estableció. Esto es más cierto que nunca. El colapso de la Iglesia Católica y sus efectos indirectos sobre toda la cultura occidental a principios/mediados de los sesenta dejó indefenso al mundo europeo, y desde entonces se ha ido rápidamente disolviendo, moral, intelectual, social y étnicamente. Hay, por supuesto, hay otros factores detrás de esta tragedia universal, pero éste es el más importante.

Si vamos a reconstruir nuestra civilización en una forma  u otra tenemos que reconectar con sus raíces.

Declaración de inicial por Greg Johnson

¿Cuál es la relación del Cristianismo y la Identidad Europea? No digo “Civilización Occidental”, porque deseo hablar sobre la totalidad de Europa, Oriente y Occidente, y toda la historia y prehistoria europea, no sólo de sus fragmentos civilizados.

Existen dos perspectivas que podemos tomar sobre esta pregunta. Una mira hacia atrás en la historia. El otro mira hacia el futuro.

Mirando hacia atrás en la historia, vemos que el Cristianismo jugó un importante rol en Europa por más de 1700 años. Podría haber sido de otro modo. Muchos desean que fuese de otro modo. Puede que sea diferente en el futuro. Pero incluso si llega un día en que Europa ya no sea cristiana, no habrá un día en que Europa nunca haya sidocristiana. En ese sentido, el Cristianismo siempre será parte de la identidad europea. Al igual que las religiones y culturas pre-cristianas que se extienden hasta la última Era de Hielo, también serán siempre parte de la identidad europea.

Pero aunque hubo un tiempo en que Europa era cristiana, el Cristianismo nunca fue europeo. No me refiero a los orígenes judíos del Cristianismo, aunque eso nunca debería ser olvidado. Desde un inicio, sin embargo, el Cristianismo era tan helénico como judío. Además, se definió a sí mismo en contradicción al Judaísmo, así como el Judaísmo se ha definido a sí mismo en oposición al Cristianismo.

Lo que hace al Cristianismo esencialmente no-europeo son las doctrinas que comparte con los antiguos griegos y romanos, y no con los judíos, tales como la idea de que una verdad universal es el fundamento de una comunidad universal; si el Cristianismo es verdadero para todos los hombres, entonces es una religión universal, no una religión étnica. Debido a su naturaleza como religión universal, el Cristianismo no está atado a ninguna raza o pueblo particular. La Cristiandad no es y nunca ha sido coextensivo con Europa. El pueblo europeo creyó en el Cristianismo, pero el Cristianismo nunca fue una religión nacional europea. Muchos europeos creen en la causa del Cristianismo, pero el Cristianismo nunca ha creído en la causa de Europa. La causa cristiana es la salvación de toda la humanidad.

Los defensores tanto de Europa como del Cristianismo señalan el hecho de que, en el pasado, la Iglesia apoyaba la defensa de Europa del Islam. Pero la iglesia estaba defendiendo a Europa sólo incidentalmente. Lo que ella estaba realmente defendiendo era la Cristiandad, que en ese momento estaba centrada en Europa, pero incluso entonces se extendía hasta Etiopía, Medio Oriente, y tan lejos como a China. Y la iglesia siempre ha estado dispuesta a derramar la sangre europea para defender y extender la Cristiandad, desde las Cruzadas para liberar Tierra Santa a siglos de trabajo misionero global que continúa hasta este día. Lejos de ser un ejemplo de la armonía del Cristianismo y los intereses étnico-genéticos de los europeos, las Cruzadas son un ejemplo de cómo la iglesia conduce a los europeos a derramar su sangre para recuperar los territorios cristianos perdidos en Medio Oriente.

Ahora miremos hacia el futuro. Si la tendencia presente no es revertida, el hombre europeo cesará de existir. No temo por los artefactos de la civilización europea, ya que Bach y Rembrandt seguirán siendo preciados por los Judíos y Orientales. Temo por la raza que creó estas glorias, y puede crear nuevas glorias. Nuestra raza está enfrentandola simple extinción biológica [6] debido a fertilidad de bajo reemplazo, mestizaje, y la pérdida de nuestras patrias por invasores no-blancos. Si el hombre europeo sobrevive, debemos excluir a todos los no-blancos de nuestras patrias y adoptar políticas que hagan aumentar nuestras tasas de natalidad, particularmente la tasa de natalidad de los genéticamente mejor dotados. En resumen, necesitamos Nacionalismo Blanco con políticas pro-natalidad, preferentemente de las eugenésicas.

¿Es probable que el Cristianismo ayude o entorpezca a los nacionalistas blancos en la prevención de la extinción biológica de nuestra raza? Para responder esta pregunta, debemos primero mirar el comportamiento real de las iglesias existentes. Todas las principales confesiones cristianas se oponen a las políticas nacionalistas blancas. En su lugar, proporcionan apoyo intelectual e institucional para el continuo despojo blanco que está por lo menos a la par con el apoyo de la comunidad judía organizada, su socio principal en el crimen. Independiente de las opiniones que podamos tener sobre la “verdadera” enseñanza cristiana, si la raza blanca va a ser salvada, tendremos que luchar contra las iglesias existentes a cada paso del camino.

Naturalmente, esta batalla será ayudada si tenemos simpatizantes al interior de las iglesias. Demasiado a menudo, los nacionalistas blancos que también son cristianos gastan su tiempo combatiendo a los no-cristianos en nuestras filas, en lugar de combatir a los anti-blancos en sus iglesias. Para probar que su Nacionalismo Blanco es de buena fe, deben en cambio llevar la batalla a las iglesias. Les deseo lo mejor, pero también los prevengo. El entrismo político al interior de las iglesias no será una cuestión fácil, ya que las iglesias hace tiempo fueron subvertidas precisamente de esta misma manera, y el clero existente son viejos maestros en esta particular arte negra. Te verán venir.

La batalla al interior de las iglesias será ayudada si los nacionalistas blancos pueden encontrar recursos de la Biblia y las tradiciones de la iglesia que apoyen en lugar de oponerse a las políticas etno-nacionalistas. No tengo duda de que tales recursos existen. Movilizarlos es un importante proyecto metapolítico, y sólo será creíble si es llevado a cabo por creyentes.

Sin embargo, la batalla al interior de la iglesia no es probable que sea exitosa a menos que nuestro movimiento haga progresos en el más amplio reino social, por la sencilla razón de que la iglesia sigue a la opinión secular en lugar de conducirla. La iglesia tiene una larga historia de acomodación flexible al poder secular, simplemente porque su reino no es de este mundo. Su objetivo último es la salvación del alma. Así, si el Nacionalismo Blanco logra el poder político, las iglesias buscarán precedentes bíblicos para nuestras políticas y reinterpretarán, minimizarán, o ignorarán las tendencias contrarias. La iglesia sabe cómo entregar al César lo que es del César. Nuestro trabajo es convertirnos en el César.

Muchos defensores del Cristianismo argumentan que las sociedades e individuos necesitan religión, y recomiendan el Cristianismo simplemente por su ilustre pasado y el hecho de que aún está aquí. Por supuesto, este argumento es de alguna manera prematuro, porque la raza blanca primero tiene que sobrevivir antes que podamos preocuparnos sobre cómo podríamos organizar mejor la futura sociedad blanca.

Además, en el siglo pasado, el Cristianismo ha estado decayendo dramáticamente en Europa. De hecho, he argumentado en New Right vs. Old Right (aquí [7] y aquí [8]) que por tres siglos hasta ahora, el Liberalismo, no el Cristianismo, ha sido la de facto religión civil de Europa. No veo razón para creer que el Cristianismo será más significativo en el futuro de lo que es en el presente. Puede que reviva; puede que continúe decayendo; puede persistir en una forma disminuida; o puede cesar de existir por completo.

Así, el mero hecho de que el Cristianismo está aquí no lo recomienda, si elegimos una religión basada meramente en la utilidad social. De hecho, si esa es nuestra principal preocupación, he argumentado que estaríamos mejor servidos intentando reformar el Liberalismo en una dirección realista racial, no-individualista, ya que el Liberalismo domina todo hoy en día, incluso al mismo Cristianismo.

El Cristianismo europeo tendrá un futuro sólo si el hombre europeo tiene un futuro. Pero la iglesia es, en el mejor caso, indiferente a la supervivencia blanca, y hoy en día está trabajando activamente en su contra. Así mi recomendación para los nacionalistas blancos, cristianos y no-cristianos, es enfocarse primeramente en la supervivencia blanca, que requiere que estemos más preocupados de luchar contra las iglesias que en preservarlas. Los cristianos entre nosotros deben ser nacionalistas blancos entre ellos. Ellos deben ser nuestra quinta columna, haciendo todo lo que sea posible para debilitar la oposición de la iglesia a nosotros. No necesitan temer por la iglesia, la cual sobrevivirá incluso si los blancos no. Dios cuidará de su iglesia, pero los blancos debemos cuidarnos a nosotros mismos.

Réplica de Jonas de Geer

Primero, nuevamente enfatizo que no hay ninguna duda de que tenemos que luchar contra las iglesias existentes en la misma forma que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios gobiernos actuales. Ésa es la situación. Pero la pregunta sigue siendo: ¿hasta qué punto podemos hacerlo sin religión? Es un hecho, y un hecho muy convincente, que la secularización nos ha debilitado, nos ha dejado indefensos. No al revés, como algunos nacionalistas han afirmado en el pasado.

Yo no diría que las Cruzadas fueron una misión de la Iglesia, de ninguna manera como tal. De hecho, condujo los europeos a unirse en un sentido. Nunca había ocurrió antes ni después. Ahora, esto es algo que realmente deberíamos celebrar y tratar de emular.

El Cristianismo históricamente nos ha definido como naciones. Ahora estamos en un país que todavía tiene una cruz cristiana en su bandera. Algunas personas en este país cuestionan eso. Ellos hubieran barrido con eso. El cristianismo es un objeto de resentimiento y odio de las mismas personas que nos están destruyendo. Esto debería decirnos algo. Y es lo mismo en toda Europa. La cruz es un símbolo de ciudades, municipios, etc. Ahora, ¿qué nos dice esto? Tú dices que podemos mirar al futuro o mirar al pasado, pero creo que tenemos que mirar al pasado o conectar con el pasado para poder tener un futuro. Ése es el punto.

Entonces, lo digo otra vez: los enemigos de Europa, la misma gente que trata completamente de destruirnos racialmente, destruir nuestras sociedades, tiene un odio profundo hacia el cristianismo. Esto es un hecho. Hacen todo lo posible por prohibir pesebres, por prohibir los crucifijos en los lugares públicos, etc. Esta es una parte de la guerra en nuestra contra.

También subrayo de nuevo que no estoy hablando de personas desarrollando una fe personal, porque ese tipo de cosas puede ser muy difícil. Puedes ser una persona buena y moral sin ser un cristiano devoto o incluso sin ser un cristiano creyente. No se trata de eso. Aunque es obvio que el capital moral que las generaciones de cristianos han creado es algo que ha beneficiado a nuestras sociedades. La palabra aquí es integridad. Un pueblo que no tiene ningún concepto básico de integridad moral no tendrá integridad étnica tampoco. Ése el punto que estoy tratando de mostrar.

También quiero agradecerte, Greg, por tener un tono tan amable en este debate. He intentado hacer lo mismo.

Así que, ¿sobrevivirá integridad étnica sin religión? No lo sé. Me parece poco probable y definitivamente creo que la evidencia histórica que tenemos habla en contra. Esto es algo que tenemos que tener muy en consideración, porque es una cuestión muy seria.

Réplica de Greg Johnson

Replicando a Jonas, quiero comenzar con varios puntos breves, y luego quiero desarrollar algo en más detalle.

En primer lugar, aunque Eliot por supuesto está en lo correcto que la distinción entre Oriente y Occidente se basaba en la división entre Ortodoxos contra Católico, Oriente y Occidente eran ambos Europa y ambos eran cristianos. Entonces, Europa es más grande que Occidente.

En segundo lugar, contra Belloc, Europa no es la fe y la fe no es Europa, porque la civilización y el hombre europeo son antiguos  que el cristianismo, y el cristianismo siempre ha extendido más allá de Europa, y el objetivo de la Iglesia siempre ha sido ser una iglesia universal, la salvación de la humanidad.

En tercer lugar, me parece que el Concilio Vaticano II, que finalizó en 1965, está demasiado atrasado en el tiempo y es parroquiales en su visión como para explicar nuestra situación. Las fuerzas de descomposición son mucho más antiguas, y su campo de acción es mucho más amplio. Creo que el Vaticano II es mejor visto como la capitulación de la Iglesia a las fuerzas reinantes del liberalismo en vez de una de las causas de su triunfo.

En cuarto lugar, una cosa es argüir que la religión es necesitada por la sociedad para funcionar. Yo diría que la religión es necesitada por la sociedad para funcionar. Y es otra cosa bastante distinta el sostener que esta o esa religión en particular ajusta a la perfección. Los cristianos que sostienen el segundo punto basándose en que el cristianismo tiene un largo pasado y que todavía continúa, pienso, están teniendo un argumento muy débil, porque hoy en día el cristianismo está de baja, especialmente en Europa. Todos los argumentos para la religión basados en la utilidad social pueden utilizarse de manera más contundente para el Islam antes que para el cristianismo, ya que el Islam es hoy una religión creciente, bélica, patriarcal y fecunda, razón por la que ciertos europeos ultra-reaccionarios y tradicionalistas se han vuelto en realidad en conversos al Islam.

Ahora, mi último punto requerirá un poco más de desarrollo, pero tengo un montón de tiempo, así que tengan paciencia.

En mi libro New Right vs. Old Right, tengo un par de capítulos, uno se llama “Ese Antiguo Liberalismo” y el otro se llama “Religión Civil Racial”, y las ideas principales que quiero señalar aquí se encuentran en esos dos capítulos, particularmente en el último, “Religión Civil Racial”. Yo sí creo que cada sociedad necesita religión, y entiendo a la religión como una forma de expresar concretamente y honrar y propagar la idea de la sociedad del bien mayor. Esa es una definición de la religión que abarca las tanto las religiones seculares como cívicas. Hay religiones cívicas, incluyendo religiones no teístas como el budismo o el confucianismo, y también religiones sobrenaturales como el cristianismo.

Ahora, ¿por qué necesitamos religión? ¿Qué tienen en común todas estas religiones? Tienen en común las narrativas — cuentos, mitos— que pueden apelar a cualquiera. Los argumentos son muy difíciles de enseñar. Yo solía enseñar lógica. Era muy difícil enseñar lógica, especialmente en los Estados Unidos. Pero cualquier tonto puede entender una historia. Comenzamos con historias infantiles. Entendemos historias incluso cuando somos muy jóvenes. Las religiones tienen rituales, que son acciones concretas que hacen real y palpable algún ideal, tal como las narrativas, y las religiones también tienen autoridad. Ellas ordenan la creencia. No sólo convencen o persuaden.

¿Por qué la necesitamos en una sociedad? La necesitamos principalmente para la formación y educación moral. Enseñé a Kant. Enseñé el imperativo categórico. Y déjenme decirles que si la sociedad dependiera de la gente alcanzando la edad universitaria y luego comprendiera a Kant para que hubiera moralidad, estaríamos de vuelta a la selva en nada de tiempo. Necesitamos educación moral empezando muy, muy jóvenes y racionalidad, los argumentos no pueden proporcionarlo, pero la formación y educación religiosa hacen justamente eso. Entonces, hay un caso muy fuerte, creo, por la necesidad de algún tipo de religión.

Entonces, ¿qué clase de religión? La clase de religión que creo que tenemos que apuntar es a una religión civil racial, el tema de mi ensayo. Creo que el conflicto entre los cristianos, paganos, agnósticos y ateos dentro del movimiento nacionalista blanco debe ser reformulado en un contexto más amplio, porque pienso que la verdadera religión dominante de nuestro tiempo no es el cristianismo. No ha sido dominante desde el siglo XVII. El cristianismo se inclina ante el liberalismo. El liberalismo es la religión reinante. Es hegemónico. Creo que si vamos a luchar contra la religión reinante de nuestro tiempo, una cruzada anticristiana no es la manera de hacerlo. Tenemos que atacar al verdadero poder dominante, un poder que incluso la comunidad judía está pescada del labio con tal de disfrutar el poder que tienen. Es su manija sobre nosotros. Si sólo apelaran al llano interés judío no estaríamos cerca para caer en sus objetivos.

Entonces, ¿qué necesitamos hacer? Creo que sinceramente no hay nada malo con la modernidad liberal — estoy diciendo esto provocativamente: no hay nada malo con la modernidad liberal que no pueda ser arreglada con realismo biológico sobre las diferencias entre las razas y los sexos, y un ethos que sea algo más colectivista, lo que significa que el individualismo al que nos aferramos no debería ser el valor más alto, y que cuando el individualismo entra en conflicto con la salud del cuerpo político tenemos que estar dispuestos a sacrificar al individualismo.

¿Cuáles serían los resultados si, por medio de nuestros esfuerzos, este tipo de ideas se volviera hegemónico, si la conciencia racial, orgullo racial, los valores de conservación y florecimiento racial se convirtieran en las ideas hegemónicas? ¿Qué pasaría con las otras religiones?

¿Qué pasaría, por ejemplo, con el Islam? Bueno, el Islam sería desterrado a la Ummah. Se iría de Europa.

¿Qué le pasaría al cristianismo? Bueno, cristianismo tendría que lidiar con el nuevo César en la ciudad, pero han sido muy buenos en eso. Hemos visto una larga historia de eso. Predeciría que Marcion, Origen, Swedenborg, William Blake y Simone Weil se volverían los temas de discusión teológica, porque sería imprescindible para la iglesia intentar levantar el cordon sanitaire alrededor de sus raíces judías, y aquellos pensadores particulares han sido muy útiles para eso en el pasado.

¿Qué pasaría con el paganismo, nórdico y helénico, bajo una religión civil racial? Creo que seguiría creciendo y reviviendo.

¿Y qué pasaría con el liberalismo, nuestra religión dominante? Bueno, creo que los liberales básicamente sería capaces de acomodarse a ella muy bien. La textura de la vida diaria, sus pequeño micro-cervecerías y cafés y similares, podría seguir funcionando. Todavía habría películas extranjeras para ver. Todavía serían capaces de adular a perros y gatos. Tan sólo no serían capaces de importar a los niños negros para los mismos fines. En pocas palabras, lo que perderían sería más que compensado, creo, por el glorioso sentimiento que los blancos como raza una vez más tendrían futuro.

Ésa es la visión que tengo. Creo que necesitamos una religión civil racial que premie la supervivencia y florecimiento racial sobre todos las otras cosas. Y, como toda religión, como todo discurso dominante, sería intolerante con los puntos de vista opuestos. Quitaremos la degradación y destrucción de nuestra raza del menú. Ya no será un tema de conversación educada. Ya no será bienvenido en la sociedad amable. Pero, como todos los otros sistemas, seremos tolerantes y pluralistas en todos los asuntos que no son importantes. Y creo que la religión no es fundamentalmente importante en comparación a la supervivencia racial.

Así que ésta es mi visión, yo diría, de una alternativa a un renacimiento del cristianismo, que creo que es una religión bastante antigua. Creo que en vez de trabajar para revivir o reformar al cristianismo, habría que tener mejor suerte centrando nuestra energía en luchar y volcar o reformar la religión realmente dominante, que es la religión del liberalismo.

Observaciones finales por Jonas De Geer

Bueno, sólo puedo reiterar: el liberalismo nos ha matado. Con todo respeto, el Dr. Johnson, pero su visión es completamente especulativa. Trato de ser realista, y hemos visto cómo el cristianismo ha sido necesario, como en efecto ha salvado a Europa en el pasado.

Sí, las cosas lucen bastante sombrías ahora. Lo admito. No soy optimista en modo alguno. Pero no puedes crear religiones, y ése es mi punto principal.

Y cuando dices que el Concilio Vaticano II está un poco muy atrasado… Sí, es cierto que la sociedad empezó a cambiar, pero no puedes comparar 1960 con 1970. Es un cambio tan drástico y coincide totalmente con este cambio en la Iglesia que en realidad dio a los católicos una especie de luz verde para ignorar completamente u obviar la religión. Así que, definitivamente, creo que no hay allí absolutamente ninguna coincidencia.

Necesitamos moral. Tenemos que unir nuestras defensas, y la gente nunca va a estar dispuesta a luchar o morir por una idea de tener un ADN superior. No va a suceder. Necesitas una religión y tenemos que aprovechar la fe de nuestros padres, porque veo que no hay alternativa, y creo que la historia nos lo demuestra.

Observaciones finales por Greg Johnson

Cuando un pueblo se enfrenta a una crisis, tienen que volver a evaluar sus prioridades. Tiene que mirar lo que está haciendo mal. Tiene que tratar de conseguir un sentido de quién es. Tiene que ir más profundo. Cuando las instituciones superficiales y las identidades y las soluciones ya no funcionan, tenemos que mirar más profundo.

Creo que en esta crisis tenemos que mirar a nuestro pasado. También tenemos que mirar en nuestra naturaleza. Creo que no llegaremos al otro lado de esta crisis al conectarnos con el Sermón de la Montaña y sus valores. Creo que saldremos de esta crisis mediante la conexión con la ética pagana que el Sermón de la Montaña está diseñado básicamente para derrocar. No creo que sea hora de poner la otra mejilla. Creo que es hora de enojarse y empujar de vuelta más que sólo ser empujados del escenario de la historia. Así que pienso que necesitamos volver a conectar con nuestro pasado, con nuestras raíces más profundas, nuestras raíces biológicas, si es que lo harás. Creo que hay que ponerse en contacto con la parte media del alma que reside en el pecho, el thumos, que está estigmatizado en cierta manera por el cristianismo como el pecado del orgullo. Necesitamos enfadarnos otra vez. Tenemos que empezar a tomar nuestro propio lado. Tenemos que empezar a amar lo nuestro y darnos cuenta de que no hay nada malo con hacerlo, sino que es natural, normal y adecuado para personas que tienen una preferencia por sus parientes antes que por extraños, por su nación por sobre sus vecinos, por su raza por sobre otras razas. Creo que eso es lo que necesitamos para estar en contacto.

Realmente tengo que cuestionar otra vez la importancia del Concilio Vaticano II. ¿Cuán importante era el Catolicismo en Suecia en 196? ¿O en Noruega o Finlandia o en Dinamarca? Creo que era prácticamente inexistente, y por lo tanto las transformaciones en las entrañas del Vaticano no creo que puedan explicar la trayectoria de descenso que hemos encontrado en todo el norte protestante en particular. Entonces, sigo siendo escéptico en eso.

Me gustaría reiterar, sin embargo, que nunca habrá un momento en el futuro en que Europa nunca haya sido cristiana. Es parte de nuestro pasado. Siempre será parte de nuestro pasado. No puede deshacerse. Creo que la cruz en las banderas y cosas como ésas pueden algún día ser tan relevantes para nuestras creencias religiosas como los dioses nórdicos en los días de la semana. Es decir, estarán allí; son parte de nuestra historia. Soy un gran amante de la mitología griega y la mitología nórdica, pero no creo literalmente su verdad, y creo que hay muchas cosas en la Biblia — especialmente el Nuevo Testamento, quiero dejar perfectamente claro —, hay muchas cosas en la historia de Jesús que me mueven. Hay muchos elementos del arte cristiano a lo largo de los siglos que son de permanente atractivo estético, y creo que, como Guillaume Faye, quien no es cristiano, estaría allí para luchar contra los obispos que quieren entregar las llaves a Notre Dame, para que algún día pueda volverse una mezquita. Derramaría sangre para evitarlo. Entonces, creo que tenemos que reconocer que esto es parte de nuestro pasado. Pero no vamos a salvarlo al reconectarnos con la ética del cristianismo. Vamos a salvarlo al reconectarnos con nuestras raíces paganas y, más allá de eso, con nuestras raíces biológicas, nuestro sentido del destino, nuestro sentido de la identidad y también nuestra capacidad para conseguir realmente, realmente pelear duro.