Porque los Conservadores no pueden conservar algo

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La Crítica del Nacionalismo Blanco a los conservadores es simple: no pueden conservar algo. Por lo tanto, necesitamos dejar de desperdiciar nuestro tiempo político, energía y dinero en los conservadores y en su lugar invertirlo en el Nacionalismo Blanco.  Y necesitamos hacerlo inmediatamente, mientras que haya algo que pueda ser conservado.

¿Por qué los conservadores son incapaces de conservar algo? Porque para conservar algo, tienen que ganar el poder político. Ganar requiere una mayoría conservadora. Los votantes conservadores tienden a identificarse con su nación y su historia, mientras que la izquierda tiende a estar alienada de ella. En los EEUU y en otros países blancos, es natural que los votantes conservadores sean mayoritariamente blancos, mientras que la izquierda suele ser una coalición de judíos, no blancos y blancos alienados (ideólogos liberales, feministas, y desviados sexuales).

Las tasas de natalidad de los blancos están por debajo de los niveles de reemplazo en cada país a lo largo del mundo. Si esta tendencia continua, los países blancos dejarán de existir. Las poblaciones blancas serán reemplazadas por una creciente población no-blanca, ya sea por inmigración legal e ilegal o simplemente por el rápido crecimiento demográfico de las poblaciones no-blancas dentro de sus propias fronteras, si la población declina lo suficiente, eventualmente las crecientes poblaciones no-blancas simplemente marcharán y se harán sentir como en casa. (Mientras que las poblaciones blancas declinan mundialmente, la población de la áfrica negra se espera duplicada [3] entre el ahora y el 2050).

Mientras que los blancos se vuelvan minorías en nuestras propias tierras, será imposible que los conservadores ganen una elección. Por lo tanto, será imposible implementar políticas conservadoras. Por lo tanto, las cosas que los conservadores aman desaparecerán. En los EEUU, eso significa gobierno constitucional limitado, responsabilidad fiscal, empresas privadas, libertad de expresión, libertad de religión, derecho a la portación de armas, etc. Estos valores tienen pies extremadamente delgados en los países blancos y son casi no existentes en los países no-blancos.

A la corta, incluso puede que sea posible para que los conservadores tengan algo de poder político en localidades e incluso ganar la oficina nacional de tiempo en tiempo, debido a factores impredecibles como guerras, hambrunas, escándalos, y caprichos electorales. Pero a la larga, las políticas conservadoras serán políticamente imposible de implementar porque la izquierda habrá elegido a nuevas personas con preferencias sólidamente de izquierda.

En pocas palabras, los conservadores conservan nada, porque ellos no hacen nada para preservar las mayorías blancas que necesitan para ser elegidos.

En este punto, los conservadores inhalarán otra vez más de la pipa de crack del “acercamiento a las minorías”. Se dirán ellos mismos que los no-blancos son “conservadores naturales”, incluso cuando hay poca del preciado gobierno constitucionalmente limitado, responsabilidad fiscal, o libertad individual al sur de Rio Grande, en África, o en cualquier otra parte dónde los no-blancos son mayorías. Ellos se abrirán y serán cornudos de forma un poco más agresiva a favor de los marrones. Avanzarán más candidatos negros e hispánicos (Cain, Carson, Cruz, Rubio). Hablarán y tendrán esperanzas y rezarán que Jesús milagrosamente ponga sus culos en el poder por un ciclo electivo más. Cualquier cosa, realmente, para evitar enfrentar la lenta, imparable y en cuenta regresiva del Armagedón de la demografía blanca. [4]

Por supuesto los liberales blancos están en el mismo barco. Ambos grupos son conscientes de su extinción. Ningún grupo levantará un dedo para parar el proceso. Y cuando ambos grupos hayan contemplado el futuro de sus valores en un mundo marrón, ambos pondrán todo de alguna forma en convertir a sus reemplazado, una especie de transmigración ideológica de sus cuerpos fantasmales a las calentitas y fecundas masas de color. Nunca se preguntan porque las razas saludables quisieran adoptar los valores de una raza que creó los órdenes políticos y económicos más grandes de la historia, luego se consumió a sí misma en auto-indulgencia, abrió sus fronteras, y entregó todo a gente a la cual debería haber despreciado.

La única forma en la cual los conservadores conserven algo es que primero conserven la mayoría de los blancos naturalmente conservadores. Puede ser hecho. El declive demográfico blanco no es un misterio cósmico. Es una consecuencia predecible de decisiones políticas malas: affirmative action, feminismo, desegregación, fronteras abiertas, y la globalización económica, para empezar. Puede ser arreglado con mejores decisiones, empezando a cerrar sus fronteras; cortar a los inmigrantes ilegales de fuentes de trabajo, educación, y beneficios sociales; y luego deportar a aquellos que no se van por sí mismos. [5]

Salvar a la mayoría blanca será difícil. Se vuelve más difícil con cada día que pasa. Pero puede ser hecho, como he desarrollado en mi ensayo “La limpieza lenta” [6]. Todo lo que nos falta es voluntad política. Entonces, ¿por qué los conservadores están tan opuestos a hacer lo único que pueden hacer para salvarlos y a sus valores del exterminio a largo plazo? ¿Por qué están dispuestos a arriesgarlo todo por un camino más dudoso y difícil de convertir a los increyentes no-blancos al conservadurismo?

La respuesta es simple: como una manada de elefantes caída de un precipicio por un pequeño ratón, los conservadores se están destruyendo a sí mismos, sus valores, y sus naciones por miedo a una sola palabra: “racismo”. Bajo la dispensación presente, es realmente considerado perfectamente moral para los judíos, los negros, los asiáticos y los hispánicos, todos, realmente, excepto los blancos- el pensarse a sí mismos como grupos étnicos y pelear por sus intereses de grupo en el plano político. Para los blancos, sin embargo, eso sería el pecado del racismo. Y los conservadores están dispuestos a pecar muchísimo –mentir, romper juramentos, traicionar a su electorado y a sus naciones- pero preferirían morir que ser racistas. Prefieren que nosotros muramos, una decisión que nuestros enemigos aplauden.

A los blancos se les permite pensar por sí mismos sólo como seres humanos con intereses genéricos que por definición no pueden entrar en conflicto con los de los otros humanos. Podemos beneficiarnos como grupo sólo al beneficiar a toda la humanidad. Esta es la base de un intento conservadores desesperado de convertir a los negros y marrones a las virtudes del gobierno constitucional y la empresa libre, como si estas fueran racialmente neutras, ideológicamente universales en lugar de prácticas culturales específicamente europeas, lo cual no puede ser trasplantado a todos lados a lo largo de mundo y no puede ser sostenido en nuestras propias tierras una vez que seamos reemplazados por no-blancos.

Por supuesto, los conservadores no están en la cima tomando decisiones para apelar a los intereses étnicos de los no-blancos. Son sólo los intereses blancos los que son tabú. Como expreso en mi artículo, “The Conscience of a Cuckservative” [7]:

Al tratar los intereses blancos como simplemente inmorales, los Republicanos están jugando con las reglas dictadas por los demócratas. Y por supuesto los demócratas han armado las reglas a su favor.

Imaginen que la política de los EEUU es un juego de póker. Cada grupo étnico tiene un lugar en la meza y un cierto número de fichas, representando la riqueza y poder colectivo. Los blancos tienen la pila más grande. Pero cada grupo puede jugar un comodín, “la carta de la raza”, excepto los blancos. No importa que tan grande sea nuestra ventaja inicial, si jugamos con esas reglas, perderemos mano tras mano, hasta que hayamos rendido nuestra riqueza, nuestro país, y cualquier control que podamos tener sobre nuestro destino – o seamos tiremos abajo la mesa y rechacemos jugar un juego arreglado contra nosotros.

Solía pensar que los conservadores no tenían principios. Pero tienen principios muy altos. El problema es que sus principios son proveídos por sus enemigos, y si actuamos en base a ellos, seremos destruidos.

En los EEUU, sin embargo, los conservadores se están preocupando. Fueron picados por la púa cornuservadora; ellos están nerviosos sobre el surgimiento de la Derecha Alternativa; y ellos están asustados de Donald Trump, quien simplemente parece una forma de moderado, y no racial nacionalismo. Pero como sus primos los Social Justice Warriors [8], cuando sus mentiras son expuestas, los conservadores se duplican. Un ejemplo es el artículo del National Review de David French, “The Race-Obsessed Left has Released a Monster it Can’t Control [9],” el cual correctamente argumenta que la izquierda, con sus políticas anti identidad blanca ha dado surgimiento a la política Identitaria blanca de la derecha (el “monstruo” en el título de French).

French, sin embargo, se encuentra principalmente preocupado en mantener sus manos limpias de la mancha del “racismo”. Así que él recomienda que ignoremos le hecho de que estamos siendo atacados como blancos y nos enfoquemos en la “dignidad humana universal, todos somos creados a imagen de Dios”. El problema con el universalismo moralista religioso es que no frena la masacre de las políticas de identidad anti-blancas. Sólo entumece a los blancos frente a los grupos de intereses étnicos comiendo de nuestras entrañas.

Theodoor Rombouts, Prometheus [10]

Theodoor Rombouts, Prometeo

Como argumenta brillantemente F. Roger Devlin en su ensayo “Why I Write [11]“:

Aquellos conservadores tradicionales que continúan regañándonos sobre los peligros del “determinismo biológico” están increyentemente condenándose a sí mismos a la irrelevancia. La excusa de que “la raza no lo es todo” es válida per se, pero no específicamente pertinente a la situación en la cual nos encontramos ahora mismo. Puesto que no somos los agresores en una batalla que ahora está siendo peleada. Y en cualquier batalla, es la prerrogativa de los agresores la que eligen el punto de ataque: si vienen por tierra, no tienes la opción de pelear por agua.

La raza lo es todo para nuestros enemigos, y es el ángulo desde el cual han elegido atacar a toda nuestra civilización. También es desde dónde ellos han logrado sus mayores victorias: pueden ver esto desde la forma en la cual los “conservadores” se sienten cuando deben cacarear el lenguaje de los igualitarios tan sólo para obtener una audiencia. Tales amigos de nuestra civilización, bien intencionados pero ingenuos, son en efecto cómplices de ocupar el estatus de oposición “guardada”.

Entre más tratamos de evitar confrontar la cuestión racial directamente, más nuestros enemigos empujarán su ventaja a este punto. Tácticamente, están en lo correcto al hacerlo. Y lo seguirán haciendo hasta que abandonemos nuestra postura defensiva y decidamos atacarlos en su propio terreno.

La gran batalla política de nuestra era es sobre la raza y la identidad. Nuestros enemigos lo saben, pero nuestros amigos no. Los conservadores no pueden conservar algo porque no están dispuestos a pelear. Los blancos están siendo atacados como raza. La respuesta de los conservadores, sin embargo, es balbucear algo sobre la dignidad humana universal y cambiar el tema a subsidios de etanol. Los blancos sólo se pueden defender a sí mismos como raza. Sólo podemos asegurar valores conservadores al conservar nuestra raza. Debemos abrazar la política de la identidad racial blanca. La única verdadera forma de conservadurismo es el Nacionalismo Blanco.