Heidegger sobre Nietzsche, Metafísica y Nihilismo

bythesea [1]3,431 words

English original here [2]

El tema central de la filosofía de Heidegger tiene un gran número de nombres: el sentido (Sinn) o significado del Ser, la verdad (Wahrheit) del Ser, el claro (Lichtung) del Ser, el “sujeto indefinido”[1] que “da” Ser, y el “Ereignis” (“evento” o “apropiación) del Ser, refiriéndose a la pertenencia mutua del Ser y del hombre.[2] Todas estas palabras refieren a aquello que da y aquello que quita diferentes “épocas” en la historia del Ser, las cuales son comprensivas, penetrantes, y fundamentales formas de interpretar el mundo y nuestro lugar en el.

El tema de Heidegger está envuelto en misterio, puesto que aquello que da era en la historia del Ser está oculto por la misma era que la hace posible. El misterio está construido directo en los significados duales de los nombres de Heidegger para este tema.

Lichtung se refiere tanto al Ser (aquello que enciende a los seres) y también al claro que hace posible la luz para iluminar a los seres –y la luz atrae nuestra atención a sí misma mientras deja al claro que lo hace posible en la oscuridad. El “sujeto indefinido” que da al Ser está oculto detrás del Ser, su regalo. Ereignis es la pertenencia mutua entre el hombre y el Ser, en el cual el hombre está cautivado por el mundo que se abre por el evento y entonces es ignorante al evento mismo. Heidegger incluso escucha el misterio del Ser en la palabra “época”, que se refiere tanto al tipo histórico de formas dominantes de interpretar el mundo, y, cuando la escuchamos en griego como “epoche”, se refiere a la retención de aquello que nos otorga las épocas, el sujeto que da que se esconde detrás de su regalo.

Ahora estamos en la posición de empezar a pensar a través de la conexión que Heidegger traza entre metafísica y nihilismo. La tesis de Heidegger es que el nihilismo es la consumación de la metafísica occidental.  A este fin, deseo comentar sobre uno de mis textos favoritos de Heidegger, las dos conferencias tituladas “El eterno retorno de lo Mismo y la Voluntad de Poder”. Estas conferencias encarnan preciosamente el trabajo de dos volúmenes de Heidegger sobre Nietzsche, y ellos compilan y muestran la unidad de los temas discutidos por Heidegger en un período de más de 50 años.

Para Heidegger, la filosofía de Nietzsche representa la máxima encarnación del nihilismo moderno, la manifestación definitiva del impulso moderno construido en la metafísica Occidental desde el mismo principio. La tesis sostiene que Nietzsche es el último metafísico de Occidente, es una tesis fuerte, una muy difícil de defender, ya que Nietzsche es considerado en líneas generales como el primer pensador post-metafísico, no el último y definitivo pensador metafísico.

La metafísica tradicional está construida sobre dualismos de permanencia y cambio y de apariencia y realidad. Lo permanente está identificado con el Ser, el cual se dice que es la realidad que está detrás del mundo de las apariencias, el mundo de cambio, el mundo del devenir. Nietzsche parece superar estos dualismos al colapsar las distinciones entre permanencia y cambio, apariencia y realidad, Ser y devenir. Por lo tanto, Nietzsche parece ir más allá de la metafísica.

¿Cómo, entonces Heidegger establece a Nietzsche como el último metafísico de Occidente?  Otra forma de poner esta pregunta es : ¿Cómo Heidegger establece que el intento de Nietzsche de superar las metafísicas es un fracaso? ¿Qué piensa Heidegger que requiere una verdadera superación de la metafísica?

La metafísica de Nietzsche

NietzscheSeated [3]Cuando Heidegger utiliza la palabra “metafísica” peyorativamente, se refiere a la metafísica de la presencia: “Estas posiciones toman al Ser de los seres como siendo determinados en el sentido de permanencia de presencia” (p. 162). Otra palabra para le metafísica de la presencia en el lexicón de Heidegger es “Platonismo”. Platonismo es el punto de vista que no necesariamente puede ser identificado con los propios puntos de vista de Platón. El Platonismo, más bien, es la interpretación penetrante de las posturas de Plato en la tradición. El platonismo identifica al Ser con permanencia en oposición al cambio, presencia en oposición a ausencia, identidad en oposición a diferencia.

Los últimos términos de estos pares –cambio, ausencia, diferencia- son identificados con no-ser. En el mundo a nuestro alrededor, descanso y movimiento, presencia y ausencia, identidad y diferencia están todos entremezclados.

Así los platonistas concluyen que este mundo no es el verdadero mundo; no es el reino del Ser, sino el reino del acontecer, del devenir, el cual es una simple imagen difusa o manifestación decaída del Ser. El devenir es simplemente un velo de apariencias que cubre y oculta lo que es real, es decir, el Ser.

El reino platónico del Ser es identificado con el lugar de las formas o esencias. El mundo del devenir es el cual donde podemos encontrar hombres individuales, perros individuales, sillas individuales, mesas individuales. Todos estos individuales llegan al ser, cambian, y pasan de la existencia. El mundo del Ser contiene no hombres individuales, sino la esencia del hombre, o la “hombría”. No contiene perros individuales, sino la esencia del perro, “perrería”.

Formas o esencias, a diferencia de los individuos, no llegan al ser; ellos no cambian; y no perecen. Mientras los particulares que existen en tiempo, formas de esencias existen fuera del tiempo en la eternidad. Debido a que los particulares en tiempo son infectados por el cambio, ausencia y diferencia, no podemos tener conocimiento certero de ellos; a lo mejor, podemos tener tan sólo opiniones tentativas sobre las cosas en el mundo circundante. Hemos obtenido cierto conocimiento sólo de las formas o esencias que hacen al mundo del Ser.

Heidegger sostiene que la metafísica de la presencia – la interpretación del Ser como presencia- y también la distinción Platónica entre mundo del Ser y mundo del devenir es retenida por Nietzsche en las supuestas doctrinas post-metafísicas de Voluntad de Poder y el Eterno Retorno. ¿Qué es la voluntad de poder? ¿Qué es el eterno retorno?

Nietzsche llamó al componente definitivo del mundo Voluntad de Poder. Este es un nombre altamente antropomorfizado para algo que no es voluntad (debido a que no hay agente); tampoco es “de poder” (debido a que no está dirigido hacia el objetivo de poder, o cualquier otro objetivo). Voluntad de Poder es el nombre de Nietzsche para el caos, el cual concebía como una infinidad virtual de puntos de fuerza cargando y descargando sin patrón o propósito. Heidegger define “Voluntad de Poder” como “la esencia del poder en sí mismo. Consiste del sobre poder del poder, es decir, es en sí misma mejora al máximo grado posible” (p. 163)

La Voluntad de Poder es el ejercicio constante de poder como en fin en sí mismo.

La Voluntad de Poder hace posible el ejercicio constante de poder al poner sus límites en sí mismo y luego excediéndolos; la Voluntad de Poder primero se congela en sí misma en formas particulares y luego las supera y disuelve.

La Voluntad de Poder es la explicación de Nietzsche del mundo.

El eterno retorno es un concepto derivado de los antiguos epicúreos y estoicos. Ambos creían que el cosmos es finito. El cosmos consiste de materia y vacío, y hay una cantidad limitada de ambos. La materia, sin embargo, no está completamente inerte. La materia tiene dimensiones tanto inertes como animadas. La materia tiene una tendencia de mantenerse en descanso o en movimiento, lo que los epicúreos representaban con materia cayendo por a través del vacío. Pero la materia también tiene un aspecto no-inerte que causa su giro a la caída o al movimiento del descanso al movimiento por su propio poder. Los epicúreos representaron este aspecto de la materia con los átomos. Los estoicos representaron esto como el logos divino, el cual siguiendo a Heráclito, ellos representaban como fuego. La materia, en pocas palabras, es en algún sentido vital y animado; está vivo y con alma. El principio vital de la materia permite al orden formarse del caos. La dimensión inerte de la materia permite al orden disolverse de retorno al caos.

Por una finita cantidad de materia y de vacío, dado que la materia tiene una tendencia tanto de hacer surgir el orden como disolverlo, y dado que el tiempo es infinito, los Epicúreos y Estoicos argumentaron que el juego azaroso del caos dentro de un cosmos finito sobre una infinita cantidad de tiempo no sólo hace surgir el orden, sino también hace surgir ese orden una cantidad infinita de veces. Todo lo que está pasando ahora ya pasó una infinita cantidad de veces antes y pasará otra infinita cantidad de veces después en el futuro. Los mismos eventos se repetirán eternamente, así es el Eterno Retorno. Como Woody Allen una vez dijo “El eterno retorno. ¿Eso significa que tengo que pasar a través Ice Capades de nuevo?”[3] Y la respuesta es “Si”. No sólo él va a pasar por ello una cantidad infinita de veces,  sino que ya ha pasado por eso una infinita cantidad de veces. Es un deja-vu todo de nuevo.

Nietzsche toma este argumento completamente. La Voluntad de Poder corresponde precisamente a los dos aspectos de la materia discutido por los epicúreos y los estoicos.

El aspecto animado de la materia que hace surgir la forma y la organización corresponde a la tendencia de la voluntad de poder de plantear orden.

El aspecto inerte de la materia que causa la forma y la organización disolverse de retorno al caos corresponde a la tendencia de la voluntad de poder de vencer y disolver el mismo orden que plantea.

Nietzsche sostiene que la Voluntad de Poder es finita y el tiempo es infinito. Dada la posibilidad de organizar infinitamente la finita voluntad de poder sobre una infinita cantidad de tiempo, el mismo tipo de orden se repetirá inevitablemente, y lo hará una infinita cantidad de veces: el eterno retorno.

Así como la Voluntad de Poder de Nietzsche explica que es el mundo. El eterno retorno explica como  es el mundo.

Nietzsche afirma haber abolido la metafísica porque él derriba el dualismo entre apariencia y realidad, Ser y acontecer, presencia y ausencia, identidad y diferencia, etc. Todos estos pares de opuestos se encuentran mezclados entre sí en la voluntad de poder y el eterno retorno. No hay un reino de pura presencia, identidad inmaculada, descanso total, y esencias separadas, dejados detrás del mundo que se nos aparece.

La crítica de Heidegger a esta afirmación tiene dos partes. Primero, el argumenta que los elementos básicos del Platonismo todavía están presentes en Nietzsche. Segundo, él argumenta que Nietzsche realmente no entiende lo que se necesitaría para superar la metafísica.

¿Cómo es Nietzsche un metafísico?

heidegger-crop [4]Heidegger argumenta que las doctrinas de Nietzsche tanto del eterno retorno como de la voluntad de poder son metafísicas en dos formas. Primero, la explicación de ambos todavía cae en la metafísica de la presencia. Heidegger así lo dice:

“Retorno” piensa la permanentización[4] de lo que deviene, lo piensa hasta el punto donde el acontecer de lo que acontece es asegurado durante la duración de su acontecimiento. Lo “eterno” enlaza la permanentización de tal constancia en la dirección de su ciclo circular hacia sí mismo y hacia delante en sí mismo. Lo que acontece no es la incesante otredad de un múltiple cambio sin fin. Lo que acontece es el mismo en sí mismo, y eso significa que el uno y el sí-mismo (el idéntico) que en cada caso está dentro de la diferencia del otro… el pensamiento de Nietzsche piensa la permanentización constante del devenir de todo lo que deviene hacia la única forma de presencia que hay –la auto-recapitulación de lo idéntico. (pp. 164-65).

En otro lado, Heidegger escribe:

La voluntad de poder puede ahora ser concebida como la permanentización de la superación, eso es del devenir: por lo tanto como una transformación determinada de la proyección metafísica guiada. El eterno retorno desenvuelve y muestra su esencia, por decirlo de una forma, como la permanentización más constante del devenir de lo que es constante. (p. 167)

El eterno retorno y la voluntad de poder, en pocas palabras, piensan el Ser en términos de presencia también, al hacerlos volverse a sí mismos permanentes, al hacer el devenir recapitular lo idéntico, al hacer al movimiento del devenir circular, por lo tanto trayendo una nueva especie de eternidad al tiempo en sí mismo.

La segunda forma en la cual Heidegger argumenta que Nietzsche es un metafísico es algo más elusivo y difícil. Heidegger escribe en la página 168:

Desde el vamos, el eterno retorno y la voluntad de poder son concebidos como determinaciones fundamentales de seres como tales y como un todo – Voluntad de Poder como una acuñación del “que-ser”… y el Eterno Retorno como la acuñación de “ese-ser”.

Heidegger afirma que esta distinción es “co-extensiva” con la distinción básica que define y sostiene la metafísica. “Que-ser”,  se refiere a la identidad de los seres. “Ese-ser”, se refiere a la existencia de los seres.  El hablar de la identidad de una cosa es hablar sobre lo que es en contraste con la identidad de diferentes cosas, las cosas que no es Cuando hablamos de la existencia de algo, estamos hablando del hecho que es, en oposición a su no existencia.

Ahora, en el Platonismo, la identidad de un ser particular está dotada por su forma. Un perro particular tiene su identidad como perro porque está relacionado con la forma ‘perro’. Un hombre particular tiene su identidad como hombre porque de alguna forma está relacionado con la esencia de hombre. Un perro particular tiene su existencia como perro individual porque una parte del mundo material ha sido informada por la esencia del perro. Así, para el platonismo, la identidad de un ser particular es explicada por su esencia y su existencia individual es explicada por su materialidad.

Heidegger sostiene que la distinción Platónica está presente en la distinción entre la voluntad de poder y el eterno retorno. La voluntad de poder viene de la identidad de todos los seres. Por lo tanto, corresponde a la forma Platónica. El eterno retorno nombra la existencia de los seres. Por lo tanto, corresponde con la instantaneidad de la forma platónica en un pedazo del mundo espacio-temporal. La voluntad de poder es el principio de identidad. El eterno retorno es el principio de existencia. Este dualismo, Heidegger afirma, no es superado po|r Nietzsche, así que Nietzsche no supera a los metafísicos.

Efectivamente, Heidegger afirma que Nietzsche representa la culminación de la metafísica. Para entender esto, debemos entender cómo, precisamente, Nietzsche falla superar la metafísica. Y para entender esto, necesitamos saber qué es lo que piensa Heidegger como una verdadera superación de la metafísica.

¿Qué constituye una Verdadera Superación de la Metafísica?

Heidegger piensa que tal cosa requiere que pensemos su distintivo tema, la forma distintiva de este pensamiento: aquello-que-da y aquello-que-toma las diferentes eras de la historia del Ser. Requiere que pensemos la Verdad del ser, el Significado del Ser, y la Claridad del Ser, el Evento del Ser, etc. Heidegger menciona su distintivo tema en una variedad de lugares:

Aparece primero en la página 164 (segundo párrafo):

Lo que este desencadenamiento de poder a su esencia es [aquello que le otorga la interpretación del Ser como Voluntad de Poder], Nietzsche es incapaz de pensar. Tampoco puede cualquier metafísico pensarlo, en la medida en que la metafísica no pueda poner a la materia (die Sache, el tema) en cuestión.

También aparece en la página 165 (segundo párrafo):

Este “si mismo” [el Ser interpretado como eterno retorno] es separado como por un abismo de la singularidad de un disfrute irrepetible de todo aquello que adhiere. Del sólo disfrute aparece el comienzo de la diferencia.

Aquí Heidegger contrasta la historia de la metafísica de Nietzsche (la cual encierra al devenir en el círculo del Ser a través de la idea del eterno retorno) con su propia visión de la historia del Ser como una secuencia de singularidades contingentes irrepetibles en la cual nuevas eras de la historia del Ser desplazan una a la otra.

Uno puede preguntar, sin embargo, si Heidegger mismo no subscribe en definitiva a una especie de historia cíclica, él parece creer que 1- el sentido presocrático griego del Ser como una interacción dinámica de presencia y ausencia es correcto, incluso si pasa por alto las condiciones de su propia emergencia, y 2- que es posible retornar a esta correcta interpretación del Ser, ya sea A- refractivamente, con una apreciación de su importancia a la luz de la tradición subsecuente, o B- inocentemente, a través de la liquidación de la presente civilización y el retorno al barbarismo,  el cual puede ser el significado de la famosa afirmación de Heidegger “sólo dios puede salvarnos ahora”, queriendo decir un retorno a la creencia ingenua.

El tema de Heidegger aparece nuevamente en el próximo párrafo:

El pensamiento sobre la verdad, en el sentido de la esencia de la aletheia, cuyo advenimiento esencial sostiene al Ser y permite que sea protegido en su pertenencia al comienzo, es más remoto que nunca en esta última proyección del ser.

Aquí aletheia se refiere a aquello que otorga una nueva era en la historia del Ser y lo protege su comienzo en un misterio.

También hay una extensiva discusión sobre el tema al final de la página 166 y a través de toda la 167.

Heidegger afirma que Nietzsche no supera la metafísica porque el superar de la metafísica requiere que uno piense aquello que otorga la diferencia de épocas en la historia del Ser y Nietzsche no piensa este tema. Heidegger agrega, es más, que Nietzsche no sólo falla en superar la metafísica, sino que él hace esta superación aún más difícil porque alimenta la ilusión de que la metafísica se encuentra ya superada, por lo tanto forzando nuestra destrucción sobre aquello que otorga la metafísica, por lo tanto haciéndonos menos probables de pensar este tema y por lo tanto lograr una genuina superación de la metafísica. Como Heidegger escribe en la página 166:

La inadecuada interrogación del significado de la doctrina del eterno retorno en Nietzsche, cuando es visto en términos de historia de la metafísica, empuja a un lado a la más intrínseca necesidad que es exhibida en la historia del pensamiento Occidental [por ejemplo, aquello que es necesario pensar para otorgar metafísica]. Por lo tanto confirma, al asistir a estas maquinaciones que son inconscientes al Ser, el absoluto abandono del Ser.

A esta altura podemos entender porque Heidegger piensa que Nietzsche no es sólo un metafísico, sino la culminación de la metafísica. La metafísica piensa el Ser de los seres, pero no piensa el significado del Ser, la claridad o claro del Ser, etc. Nietzsche es la culminación de la metafísica porque la metafísica de él no sólo falla en pensar aquello que da al Ser, sino que lo hace completamente imposible porque alberga la ilusión de que la metafísica ha sido finalmente superada.

Una razón más sobre Nietzsche como la culminación de la metafísica puede ser apreciada al examinar la definición de nihilismo dada por Heidegger. Este último define a la era de la tecnología moderna, la era del nihilismo como “la era de la consumación sin significado” (p. 174). Esto es equivalente a la interpretación del Ser en términos de las necesidades subjetivas del hombre: Ser como certeza; Ser como inteligibilidad; Ser como posibilidad y posibilidad de desarrollo para propósitos humanos. El mundo carece de significado porque donde sea que miremos, sólo encontramos proyecciones de nuestra propia subjetividad arrogante y nuestra voluntad de poder.

La esencia de la modernidad es la idea de que todo puede ser entendido y controlado. Esta visión del mundo se hace posible por nuestro fallo en pensar sobre aquello que lo otorga, lo que lo hace posible, la fuente de su era en la historia del Ser. Heidegger afirma que:

Tratar de entender los orígenes del nihilismo nos fuerza a reconocer que hay un misterio que no puede ser explicado o comprendido. Este encuentro con el misterio es suficiente para romper el hechizo de que todo puede ser explicado y comprendido. Esta es la verdadera superación de la metafísica y su culminación en el nihilismo de la modernidad tecnológica.

Notas

1. “It” en inglés.

2. Vean mi ensayo Heidegger’s Question Beyond Being,” https://counter-currents.com/2014/10/heideggers-question-beyond-being/ [5]

3. Un evento teatral de patinaje sobre el hielo que surgió en 1940 en Hershey, Penssylvania, Estados Unidos. La cita es de la película dirigida y escrita por Woody Allen de 1986 “Hannah and Her Sisters”.

4. Hacer permanente. En inglés “permanentizing”.