Covivienda:
Una antigua idea cuyo tiempo ha llegado

Modern cohousing began in Denmark in the 1960s. [1]

Las coviviendas modernas comenzaron en Dinamarca en la década de 1960.

3,110 words

Traducción por A. Garrido. Enlace original aquí [2]

En 1516, Sir Thomas More publicó su ahora famosa obra, Utopia. Una de sus recomendaciones fue que las viviendas fueran construidas para grupos de unas 30 familias para crear pequeñas aldeas que compartieran instalaciones comunes, comidas, y cuidado de los niños. 

Esta idea ha sido considerablemente expandida recientemente y puesta en práctica en lo que ha sido llamado bofaellsskaber en Europa continental, y “cohousing” en el mundo angloparlante. Las comunidades de covivienda aparecieron primero en Dinamarca a finales de 1960, y la idea se expandió a una serie de otros países europeos, así como a los Estados Unidos y Canadá. Hoy en Europa, existen varios miles de comunidades de covivienda, y miles más en Norteamérica.

La covivienda llegó a existir porque las personas se volvieron insatisfechas con el aislamiento de la típica casa suburbana o departamento urbano, pero querían evitar el extremo opuesto de la vivienda común. Querían privacidad, pero no alienación y soledad. Querían ser parte de una comunidad, pero mantener su independencia y derecho a no participar. Querían un entorno seguro, saludable, y estimulante en el cual criar niños. Una pareja explicó qué los motivó a buscar una alternativa de vivienda:

Varios años atrás, como una joven pareja casada, empezamos a pensar en dónde íbamos a criar a nuestros hijos. ¿Qué tipo de entorno nos permitiría combinar mejor nuestras carreras profesionales con la crianza de los hijos? Nuestras vidas ya eran agitadas. A menudo llegaríamos exhaustos y hambrientos a casa desde el trabajo, sólo para encontrar el refrigerador vacío. Entre nuestros trabajos y el mantenimiento de la casa, ¿dónde encontraríamos tiempo para pasar con nuestros hijos? Los familiares vivían en ciudades distantes, e incluso nuestros amigos vivían al otro lado del pueblo. Sólo para juntarnos por un café teníamos que hacer arreglos con dos semanas de antelación. La mayoría de los padres jóvenes que conocíamos parecían gastar la mayor parte de su tiempo yendo y viniendo de las guarderías y de las casas de sus compañeros de juego, dejando poca oportunidad para algo más. (MacCamant, Katherine, and Durrett, Charles (1988) Cohousing: A Contemporary Approach to Housing Ourselves, Ten Speed Press, California, p. 9.)

¿Qué es la covivienda? 

La palabra danesa para covivienda, bofaellsskaber, se traduce como “comunidades vivas”. Cuando Katherine McCamant y Charles Durrett escribieron Cohousing: A Contemporary Approach to Housing Ourselves en 1988, acuñaron el término “cohousing”, abreviatura para “collaborative housing”. En pocas palabras, covivienda es la que está organizada de tal manera para crear una comunidad natural, al igual que las aldeas en que nuestros ancestros vivieron por miles de años.

Existen muchas variaciones en el tema de la covivienda. Un proyecto de covivienda fue construido dentro de una fundición de hierro abandonada, otro fue creado en un edificio de apartamentos de gran altura. En un barrio de Toronto, seis familias derribaron las cercas de sus patios traseros y comenzaron a compartir equipo de jardinería, a comprar a granel, y a cenar juntos varias noches cada semana. Algunas comunidades de covivienda tienen tan sólo 4 familias, algunas hasta 80 (aunque esta última está subdividida en grupos más pequeños). Sin embargo, existen varios elementos esenciales que la mayoría de las comunidades de covivienda tienen en común.

Aunque algunos grupos de covivienda modifican las estructuras existentes, la mayoría se embarca en el más ambicioso viaje de construir sus comunidades desde cero. Un individuo o pareja usualmente comienza el proceso colocando una publicación en el diario local o en Internet anunciando su intención, solicitando que gente de mentalidad parecida los contacte. Después de una serie de reuniones y considerable desgaste, el grupo entra en una asociación flexible y comienza a buscar un sitio sobre el cual construir. Luego consultan a un desarrollador y a un arquitecto, con los cuales trabajan especialmente cerca para poder construir hogares que encajen con las necesidades de cada familia. Desde que comienzan hasta mudarse, les toma un mínimo de dos años, a veces hasta 4 o 5.

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La mayoría de las coviviendas están situadas en las afueras de un área metropolitana donde muchos residentes trabajan. Una disposición típica es en grupos de casas de ciudad de dos pisos construidas en una forma ovalada rodeando un patio público, junto con un gran edificio de propiedad colectiva al final – la casa común – usado para cenas y otras actividades grupales. El complejo provee hogares para 25 familias de varias composiciones – parejas con hijos, padres solteros con hijos, parejas ancianas, y solteros. Las casas pueden variar de uno a cuatro dormitorios. Cada casa está diseñada para ser autosuficiente, y cada cocina está completamente amoblada. La puerta frontal se abre hacia el patio público con un patio semi-privado para cada familia habitante, y la puerta trasera se abre hacia el exterior a un patio privado, y luego el estacionamiento. Esta disposición crea un ambiente de pueblo donde, en el curso de las actividades ordinarias del día a día, los residentes interactúan naturalmente y llegan a conocerse unos a otros.

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La casa común

La casa común es el centro de la actividad social, donde la gente puede platicar con sus vecinos, y jugar deportes de interior, y, más importante, cenar. La comida de la tarde es la principal tarea colectiva. La mayoría de las comunidades de covivienda sirven la cena en la casa común cada noche a la mayoría de los residentes. Hay varias ventajas prácticas sustanciales de las cenas comunales por sobre las cenas individualmente preparadas, tanto en términos de tiempo como de dinero. Comprar comida a granel es mucho más barato, y un gran esfuerzo dedicado a preparar una cena común una vez al mes para todos es mucho menos problema que cada familia saliendo de compras, cocinando, sirviendo, y cocinando independientemente cada noche. Dos adultos y dos niños pueden trabajar juntos por varias horas una vez al mes para preparar una comida para todos, y limpiar después. Esto les da derecho a cenas de bajo costo y libres de trabajo por todo el resto del mes. “No tengo que cocinar todas esas otras noches”, exclamaba una mujer residente alegremente. “¡Puedo simplemente llegar a las 6 p.m. para una cena hecha en casa!”.

Casi todas las comunidades de covivienda eligen incluir los siguientes elementos básicos en su casa común, en orden de prioridad:

Muchas comunidades de covivienda también incluyen áreas de bodegaje, una sala de lavandería, una zona de estancia para adultos, cuartos de invitados para amigos visitantes y miembros de la familia, espacios de oficina, y otros espacios de uso especial en la casa común. Las comunidades de covivienda en Escandinavia tienen calles de peatones o patios públicos cubiertos con vidrio, que pueden ser una bendición durante inviernos fríos.

Cuestiones prácticas

Financieramente, ser dueño de una casa en una comunidad de covivienda es como ser dueño de un condominio, donde cada familia es dueña de su propio hogar, más una participación en las instalaciones comunes. En Europa, los complejos de covivienda existentes son altamente apreciados ya que los compradores reciben los beneficios sin todo el trabajo de desarrollo involucrado en encontrar un sitio y construir en él. Se intenta estandarizar tanto como sea posible durante la fase de construcción – no personalizar – para mantener bajos los costos. La facturación en complejos de covivienda es menor que en viviendas convencionales, y la apreciación es considerablemente mayor, ya que se consideran lugares deseables para vivir.

Niños

En las viviendas convencionales, los padres tienden especialmente a sentirse aislados y estresados. Si una pareja decide salir a ver una película, por ejemplo, o si la mujer desea salir de compras, lo que antes era una simple acción se convierte repentinamente en un compromiso mayor cuando niños pequeños están involucrados, requiriendo encontrar niñeras, ir a buscarla, pagarle, y llevarla a su casa de vuelta. Usualmente esto debe ser planeado mucho antes para trabajar tranquilamente, por lo que hay poca oportunidad para la espontaneidad. En contraste, la red social que se desarrolla naturalmente en la covivienda permite a los padres tomar tiempo lejos de los niños al momento. Como un residente explicaba, “Cuando tienes niños, pierdes un poco de tu libertad. Mudarte a una covivienda es recuperarla”.

Niñeras potenciales siempre hay alrededor. Los niños encuentran compañeros de juego fácilmente. El patio público hace un refugio seguro para los niños donde las madres pueden mantener un ojo sobre ellos. El crimen es virtualmente inexistente porque todos conocen a sus vecinos, y un extraño será reconocido inmediatamente. Los autos son estacionados afuera con seguridad, en la periferia del complejo. Otro residente explicaba esto así:

Si tuviera que elegir una palabra para describir qué significa para mí covivienda, sería seguridad – en el sentido emocional de que sé que hay gente de la que puedo depender, gente a la que puedo llamar por ayuda. Cuando no pude llegar a casa la otra noche, llamé a mi vecino para pedirle que alimentara a mis pollos. Cuando llegué a casa, encontré que no sólo había alimentado a los pollos sino que también a los conejos, estimando que me había olvidado de ellos. Nunca nos preocupamos de encontrar niñeras porque sabemos que podemos depender de alguno de los vecinos – y los niños están muy cómodos quedándose con ellos. Los niños mayores pueden simplemente quedarse en casa porque tienen vecinos para llamar si tienen algún problema (Ibid., p. 87).

Los niños parecen prosperar en este entorno. Las salidas al campo se hacen posibles cuando una cantidad mínima es alcanzada, de manera que si uno o dos participantes abandonan a último minuto, la salida no se cae. Como un residente de covivienda dice:

Aquí (Allá) hay condiciones favorables para los niños – socialmente, psicológicamente y educacionalmente. Están expuestos a muchos más intereses y estímulos que lo usual… También tienen un fuerte sentido de identidad. Aquí no son anónimos; y como los niños de cualquier aldea, saben que existe un lugar donde son reconocidos y tienen un sentido de pertenencia. Esto mejora su auto-confianza. Los niños que viven en coviviendas son usualmente personas “puedo hacer” porque aprenden de participar en muchos tipos de actividades, y reciben reconocimiento por sus logros (Ibid., p. 87).

Muchas familias hoy en día educan en casa a sus niños, lo que puede ser una gran carga sobre la madre, pero se hace mucho más fácil abordar el trabajo colectivamente, como guarderías para los niños más pequeños. 

Instalaciones compartidas: más cosas, precio más bajo

Mientras que pocas personas considerarían renunciar a la propiedad privada de sus casas, autos, o posesiones personales, siempre habrá un gran número de artículos impersonales que la gente necesita ocasionalmente que bastante razonablemente podrían ser comprados colectivamente. Ejemplos: salas de invitados para amigos y familias visitantes, campos de fútbol, talleres, piscinas, casas de árbol, cancha de tenis, máquinas de ejercicios, y jardín. En las viviendas convencionales, la familia debe pagar la cuenta por todo, o prescindir. La covivienda hace posible ser dueño colectivamente de estos artículos a-veces-necesarios, a una fracción del costo. Unas pocas comunidades de covivienda incluso mantienen pequeños almacenes aprovisionados con artículos para el hogar, cereal, artículos de baño, etc. El almacén no está atendido, pero todos los residentes tienen la llave para poder comprar en cualquier momento. Ellos simplemente registran los artículos que han comprado, los que les son cobrados más tarde. Los residentes aprecian la conveniencia de una tienda en el lugar, y se benefician de los ahorros por comprar a granel. 

¿Quiénes son estas personas?

Prácticamente todos en las coviviendas están en a lo menos un comité, y la mayoría de las personas asiste a por lo menos algunas de las reuniones. La alternativa a asistir a las reuniones es no tener impacto en cómo son dirigidas las cosas, y dejar las decisiones a otros que podrían – o no podrían – ver las cosas de la misma manera. El punto es que en este entorno, a diferencia de una típica casa suburbana o apartamento urbano, la absoluta falta de participación puede tener sus costos.

Las nuevas personas se asimilan fácilmente en las coviviendas, y se vuelven parte de la comunidad, lo que es una ventaja en países tecnológicamente avanzados donde más y más personas trabajan todo el día en la computadora, nunca reuniéndose con alguien en el curso de su día de trabajo, y donde otros se cambian frecuentemente a mejores empleos.

La gente que elige las coviviendas es un interesante puñado auto-seleccionado. Tienden a ser bien educados, con un amplio rango de intereses, a menudo activos en asuntos locales como la política o el consejo escolar. También tienden a ser predominantemente profesionales, que a menudo trabajan en casa, con ingresos más altos que el promedio, de ascendencia europea, que van desde los treinta hasta la edad de jubilación, y políticamente un poco a la izquierda del centro. Los esfuerzos en incrementar la diversidad étnica no han sido exitosos. Los autores de The Cohousing Handbook los describen como “controladores experimentados y exitosos”, acostumbrados a controlar el mundo a su alrededor, por lo menos más que una persona promedio. Cuando se les pregunta qué es lo que les atrae más de las coviviendas, responden que les ofrece seguridad y protección; un lugar ideal para criar niños; flexibilidad y la opción en cosas tales como comidas y sociabilizar; ahorros tanto en términos de dinero como de tiempo; y mayor control de sus vidas (Scott-Hansen, Kelly, and Scott-Hansen, Chris (2004) The Cohousing Handbook, New Society Publishers, p. 120).

Las coviviendas no son para cualquiera. Probablemente no sería un ambiente agradable para personas extremadamente introvertidas o que no les gustan los niños. Los choques de personalidades son inevitables en cualquier empresa grupal, y en comunidades pequeñas, tendrían más impacto que en las más grandes, donde es más fácil para dos personas simplemente evitarse entre sí. En comunidades pequeñas, si el desacuerdo es grave, una de las partes puede decidir mudarse.

De vuelta al futuro 

Complejos medianos de covivienda (15-35 unidades) parecen trabajar mejor. Es interesante que Sir Thomas More eligiera la cifra de 30 familias por aldea en Utopia, porque no está lejos de la media de 25 que la experiencia reciente parece haber elegido como ideal (Ibid., p. 15). Psicólogos evolutivos hablan frecuentemente sobre “entorno de adaptación evolutiva” (EAE). El EAE se dice que influye en nuestras predisposiciones psicológicas innatas hoy en día mediante el proceso de selección natural. Ya que los seres humanos son animales sociales y evolucionaron en grupos pequeños, es lógico pensar que son los más adecuados psicológicamente para vivir en un entorno similar a aquel en que evolucionaron. Los pioneros en las coviviendas intentaron imaginar una disposición óptima de casas para crear una comunidad. Existen límites a la cantidad de personas que podemos lograr conocer, o cuántos nombres podemos recordar. Originalmente, la intuición y la razón fueron las únicas directrices para tales cosas como el tamaño óptimo, pero ahora existe experiencia de otros para extraerlas.

Covivienda y Eugenesia

Los eugenistas están interesados en las coviviendas porque hacen la paternidad más fácil y disfrutable. Las mujeres que tienen hijos como resultado de una elección conciente son, en promedio, mucho más brillantes y más responsables que las mujeres que tienen sus hijos como resultado de una serie de “accidentes”, por lo que los eugenistas favorecen todo lo que haga la maternidad más sencilla. Por otro lado, las mujeres de alto C.I. a menudo tienen menos hijos de los que idealmente les gustaría tener debido a los conflictos con su carrera. Vivir en una comunidad de covivienda hace que los malabares de carrera y la maternidad sean más fáciles y menos estresantes, por lo que podría razonablemente esperarse que aumente la fertilidad de este grupo.

Muchas mujeres o bien quieren trabajar, o necesitan trabajar. Pocas parejas jóvenes pueden costear niñeras de tiempo completo, pero la mayoría quiere tener hijos. Sin embargo, no quieren convertirse en esclavos de sus hijos – quieren conservar un buen trato con su libertad. ¿Pero es esto siquiera posible? En el mundo Occidental de hoy en día, pocas parejas tienen una niñera de turno las veinticuatro horas viviendo cerca, por lo que puede no ser posible. La covivienda ofrece a las parejas la oportunidad de tener familias pequeñas, medianas e incluso grandes mientras conservan una buena parte de su libertad.

Coviviendas del Siglo 21

En el futuro, los proyectos de covivienda podrán cada vez más estar organizados en torno a un principio unificador – por ejemplo, residentes de avanzada edad, vegetarianos, ambientalistas, artistas, músicos, escritores, científicos, y aquellos con alguna específica filosofía religiosa o política. Las personas que estén comprometidas con alguna creencia religiosa o política pueden empoderarse mediante la unión de fuerzas con otros que tengan las mismas convicciones. El valor de tales reuniones ya es bien conocida, viz. universidades, conferencias, e iglesias. La inspiración no se produce en el vacío, y tener la oportunidad de reunirse informalmente con colegas en el regular día a día podría ser ideal. Cuando las personas se reúnen con quienes comparten las mismas creencias e intereses, despierta la imaginación y se fomenta la colaboración, y el tipo de comunicación profunda que hace que la vida valga la pena. Toma lugar un único e invaluable “fermento” que resulta en trabajo creativo original. 

Conclusión

Más allá de compartir instalaciones comunes, cenas, y cuidado de los niños, las coviviendas tienen poco más en común con Utopia de Sir Thomas More, y los residentes no afirman que la vida les parezca una “utopia” en el sentido más general de la palabra. No es sorprendente, sin embargo, que las comunidades de covivienda tengan un fuerte parecido con las aldeas tradicionales del pasado. Las coviviendas ofrecen mayores ventajas de tiempo, dinero y conveniencia por sobre las viviendas convencionales del Siglo 21, particularmente para padres e hijos, lo que probablemente da cuenta de su marcado crecimiento alrededor del mundo, a pesar del muy considerable problema y costo de comenzar tales tareas desde cero y verlas a lo largo de su terminación. En suma a las ventajas prácticas, las coviviendas parecen haber tocado una fibra emocional porque ofrecen un equilibrio más natural entre la autonomía y la comunidad.