Heidegger No Hizo Nada Malo

TrawnyConspiracy [1]1,796 words

English original here [2]

Peter Trawny
Heidegger and the Myth of a Jewish World Conspiracy [3]
Trans. Andrew J. Mitchell
Chicago: University of Chicago Press, 2015

Peter Trawny
Freedom to Fail: Heidegger’s Anarchy [4]
Trans. Ian Alexander Moore and Christopher Turner
Cambridge: Polity, 2015 

Peter Trawny (nacido en 1964) es un profesor de filosofía y el fundador y director del Instituto Martin Heidegger en la Universidad de Wuppertal, Alemania. Él también es el editor de ocho volumenes y contando la Edición Completa de Heidegger, incluyendo los primero cuatro volumenes de los Cuadernos Negros, los cuales comenzaron a aparecer en marzo de 2014.

Durante 40 años, Heidegger anotó la mayoría de sus reflexiones filosóficas en unos cuaderos de tela impermiable negra, lo cual significa que la vida filosófica de Heidegger es efectivamente la mejor-documentada de cualquier gran pensador. A juzgar por los primeros cuatro volumenes, estas notas son un tesoro filosófico que será leído y analizado durante los siglos venideros. 

Pero todo esto ha sido eclipsado porque entre las más de 1700 páginas de los Cuadernos Negros publicados hasta ahora, hay tan solo unos pocos no enteramente agradables comentarios sobre los estadounidenses. Es un chiste. Los comentarios anti-estadounidenses de Heidegger nunca serían controversiales, ni siquiera en la prensa “estadounidense”. La controversia es sobre los comentarios sobre los judíos. He traducido la mayoría de los dichos controversiales del tercer volumen aquí [5]. Richard Polt ha traducido todos los comentarios de los primeros cuatro volúmenes aquí [6].

Nunca ha sido secreto que Martin Heidegger era un Nacional Socialista que se unió al partido en 1933 y se mantuvo miembro hasta 1945. Heidegger nunca fue uno ortodoxo, pero tenía expectativas altas para el movimiento. También no era secreto para los estudiantes y colegas de él, incluyendo los judíos, que tenía convicciones antisemitas. Pero incluso esto no lo frenó de engañar a su esposa alemana con una estudiante judía, Hannah Ardent.

Además, después de la guerra, Heidegger tuvo amplia oportunidad de tomar la línea de los ganadores: aceptar la responsabilidad única de los alemanes por la guerra y poner al sufrimiento judío en el centro y al frente. Pero se negó. Heidegger no vio que los alemanes fueran simplemente agresores y los judíos simplemente víctimas, sino que vio dos pueblos atrapados en fuerzas históricas destructivas que no podían controlar.  Es particularmente molesto para los críticos, aunque Heidegger haya elegido “llamarse a silencio sobre el Holocausto”, él vio correcto en 1954 publicar sus afirmaciones sobre la “verdadera grandeza y verdad interior del Nacional Socialismo” [7] en su charla de 1935 Introducción a la Metafísica. 

El nazismo y antisemitismo de Heidegger puede que no sean noticia, pero cada pocos años, a medida que surgen nuevos hechos y textos son editados, el escándalo de Heidegger se ve inflado nuevamente en el mundo académico y mediático. El motivo es algo transparente. Más allá de su política de derecha, Heidegger es uno de los pensadores maestros de la academia post-moderna de izquierda. Heidegger-el-nazi es un palo para golpear a los post-modernistas por los partisanos de la modernidad, ya sean marxistas ortodoxos, liberales, o neoconservadores.

Los dos libros bajo crítica fueron ocasionados por el último escándalo en relación a los Cuadernos Negros. ¿Y quién está más calificado que comentarlos que Peter Trawny, quién es el editor y trascriptor de los mismos? Aunque Trawny triangula contra tanto la “ortodoxia” heideggeriana y los críticos, estos volúmenes son intentos transparentes de apologética y control de daños. Ambos volúmenes, sin embargo, me dan la impresión de ser ineptos, embarrados y nada convincentes.

Ambos libros están escritos en el estilo estándar del séquito académico heideggeriano, un estilo oscuro, pretencioso y rapsódico. Heidegger and the Myth of a Jewish World Conspiracy está al menos divido en capítulos cortos y digestibles. Pero Freedom to Fail es un ensayo desgarbado, lleno de callejones sin salida, asociaciones libres, y saltos de lógica y narrativa – un laberinto en el cual en más de una ocasión uno comprende un hilo del argumento.

En Heidegger and the Myth of a Jewish World Conspiracy, Trawny hace una afirmación completamente infundada de que Heidegger fue influenciado por los Protocolos de los Sabios de Sión, aparentemente porque Heidegger realiza comentarios parecidos a aquellos encontrados en los Protocolos. Pero los Protocolos simplemente reafirman las ampliamente esparcidas visiones antisemitas que Heidegger pudo haber escuchado en cualquier lugar, así que cualquier similitud no prueba nada.

Más allá de eso, el acercamiento anti-humanista de Heidegger a la historia fundamentalmente contradice la postura conspirativa de los Protocolos, los cuales son tendenciosamente llamados una “falsificación” sino que es meramente una representación literaria de los principios fundacionales de la conspiración judía de dominio mundial. Los autores de los Protocolos observaban el comportamiento judío, dedujeron los principios detrás de ellos, y lo representaron como un plan consciente siendo puesto en práctica.

Heidegger no dudaba sobre el rol prominente de los judíos en el bolchevismo y en el capitalismo, ambas formas destructoras y calculadoras de materialismo. Tampoco Heidegger negaba que hay grupos de “criminales planetarios”. Pero Heidegger no pensaba que las tendencias históricas son en definitiva condicionadas por el pensamiento humano. En su lugar, él pensaba que el pensamiento humano está definitivamente condicionado por las tendencias históricas. Él creía que tanto el capitalismo como el comunismo eran manifestaciones de fuerzas históricas más amplias de la modernidad (lo cual él llama “maquinación” en los Cuadernos Negros).

Heidegger evidentemente pensaba que los judíos, por su falta de raíz e inclinación por la calculación y la manipulación, eran idealmente adecuados para subir en el estrato líder de las sociedades modernizantes y avanzar el impulso de la modernidad de crear un homogéneo orden global materialista. En un pasaje dejado de lado en la edición publicada de Historia del Ser (1938-40), Heidegger dice, “Uno debería preguntarse en que predeterminación particular la judería mundial por criminalidad planetaria está anclada”. Esa pregunta se mantiene aún hoy válida a mientras que el mundo islámico sangra y arde, y Europa es invadida, debido a las maquinaciones de los “neoconservadores”. [8]

Heidegger al principio pensó que el Nacional Socialismo era una alternativa a la maquinación, pero él llegó a la conclusión de que también estaba atrapado en el mismo espíritu.

Heidegger and the Myth of a Jewish World Conspiracy, como en la mayoría de la literatura secundaria sobre Heidegger, es interesante sólo por los pasajes citados y no traducidos de Heidegger, de incluso escritos inéditos. Es básicamente un análisis sin sentido, debido a que el análisis no es el lado fuerte de todo el género, y el proyecto apologético de Trawny básicamente consiste en sugerir un amplio espectro de diferentes significados – muchos de ellos patentemente imposibles – para cada pasaje, hasta que Heidegger se ve hundido detrás de toda una neblina verbal. Para apaciguar a su audiencia académica y que bajen su guardia, él habla del pensamiento de Heidegger como estando “contaminado” con el antisemitismo y devotamente se genuflexiona rente a la “Shoah”. Es todo muy agotador, como leer un trillado comunicado de prensa de la Liga Antidifamación. 

TrawnyFreedomToFail [9]Freedom to Fail efectivamente tiene un argumento discernible, aunque está escondido detrás de mucho desorden. Si yo fuera el editor de Trawny, hubiera cortado dos tercios del texto y demandado al menos tres revisiones. Básicamente, hubiera terminado como un artículo académico, no un pequeño libro. A medida que lo leo, Freedom to Fail es una súplica contra lo políticamente correcto. Es una petición para una toma de riesgo, para tomar caminos desconocidos, por una aventura intelectual – sin miedo a las consecuencias.

Trawny argumenta que el pensamiento de Heidegger no debería ser sujeto a un juicio moral porque por su naturaleza está más allá de la distinción entre el bien y el mal. Heidegger cree que todos los estándares del bien y el mal son establecidos por un proceso histórico, inescrutable, contingente, y fascinante llamado “evento” (Ereignis). El Ereignis está detrás de todo bien y mal, el pensamiento de Heidegger, el cual busca entender este evento, está detrás también del bien y del mal. Uno podría hacer el mismo argumento sobre la razón: aquello que marca nuestro estándar para la razón está más allá de la razón.

Trawny también argumenta que no deberíamos contar los “errores” de Heidegger contra él, porque errar es intrínseco para la filosofía como la entiende Heidegger. Este argumento me da la impresión de ser un erróneo, debido a que Heidegger hace la distinción entre verdad y error ordinario (aquello que aplicaría a las afirmaciones sobre los judíos, por ejemplo), y la verdad y el error en un sentido más fundamental. Antes de que podamos si nuestras creencias corresponden con los hechos, el mundo tiene que estar presente. Pero Heidegger cree que el mundo no está presente a nuestros sentidos. También es representado significativamente por nuestra participación inconsciente de la cultura.  La revelación significativa del mundo es la verdad en un sentido más fundamental. Pero esta apertura es siempre finita. Abre un mundo de significado mientras que cierra otro. Este es un error en un sentido más fundamental. La tarea de Heidegger es pensar que el Ereignis que tanto se abre y se oculta como mundos de significado. Así el error es una parte de Heidegger como lo es la búsqueda definitiva de la verdad. Pero esta sería difícilmente una excusa sobre un descubierto bancario.

Es irónico que Trawyn argumenta a favor de pensar peligrosamente mientras que trata al antisemitismo y al nacional socialismo como “errores” claramente evidentes. Pero Trawny y su audiencia son profesores universitarios, quienes trabajan en el sector más intelectualmente reprimido de nuestra cultura. Leyendo a Trawny muchas veces se me ocurrió la imagen poco atractiva de un gusano retorciéndose en un gancho. El gancho es lo políticamente correcto. Podes retorcerte todo lo que quieras, tratando de acomodarte en él. Pero la única solución es salir del todo. Aún, por los estándares de la academia actualmente, incluso retorcerse es heroico. En su objetivo, por lo menos, Freedom to Fail ha sido contado como un trabajo de coraje.

Por supuesto los argumentos de Trawny me dejan completamente helado, porque en estos asuntos, por lo menos, pienso que Heidegger no hizo nada malo. Tanto sus iniciales esperanzas como su posterior decepción con el nacional socialismo me parecen razonables, y también su postura sobre la cuestión judía, que está basada en hechos y no desciende en paranoia vulgar.

Mi predicción es que esta última controversia sobre Heidegger morirá a medida que los académicos excavan los Cuadernos Negros y empiezan a apreciar las miles de páginas que no mencionan a los judíos. Efectivamente, está controversia puede que funcione en ventaja de Heidegger, debido a que ya ha transformado a los Cuadernos Negros en bestsellers filosóficos en Alemania, motivando una lectura intensiva y un aparato académico, y poniendo las traducciones a varios lenguajes en una carrera rápida.

Mi tesis es que el delineamiento de la Nueva Derecha post-totalitaria y postmoderna emerge primero en estos diarios de un disidente Nacional Socialista. [10]