La Invasión migratoria, parte 3:
Un remedio importante

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Entre los Republicanos franceses está la cacofonía; nadie concuerda en las soluciones planteadas para esta brutal invasión inmigratoria. Algunos se inclinan hacia posiciones cercanas al Frente Nacional, otros hacia la “generosa” laxitud del Partido Socialista., por su parte, ofrece una síntesis absurda en una entrevista con Le Figaro (el 10 de septiembre de 2015), que demuestra que él no es un estadista. Sus soluciones son las siguientes.

Las Propuestas Infantiles de Sarkozy

1. Rechazar las cuotas de “refugiados” impuestas por la Canciller Merkel y el señor Juncker al pequeño Presidente Hollande, que “constituyen una escalada sin fin”, y definir una “nueva política europea de migración” (exactamente). Esto es imposible: los europeos jamás estarán de acuerdo. Entre el gobierno húngaro que quiere defender su identidad étnica y los alemanes que están en una postura suicida de aspiración a una mano de obra barata, ningún acuerdo europeo es posible. Depende de Francia —y de los Países Bajos, Gran Bretaña, Dinamarca, Italia, etc.— recuperar su voluntad política y su soberanía, redefinir su estrategia de migración, e incluso crear una crisis dentro de la Unión Europea, que sólo puede ser positiva.

2. No modificar el sistema de acogida a los refugiados políticos “en nombre de nuestra tradición humanística”. Recibir provisionalmente a los “refugiados de guerra” con un “status provisorio” y luego enviarlos a casa una vez que el conflicto haya terminado.

Se trata de una utopía completamente retorcida: Primero, es imposible distinguir a los verdaderos refugiados políticos de los migrantes por razones económicas, y a estos últimos de los “refugiados de guerra”, siendo la mayoría de los solicitantes de asilo unos impostores; además, ¿no se ve cómo podemos obligar a estos verdaderos “refugiados de guerra” a volver a casa si ya cuesta trabajo localizarlos?

3. “Crear centros de detención en los países periféricos a la Zona Schengen a fin de procesar las demandas de entrada a Europa en base a un estatuto de refugiados políticos o de guerra” y rechazar a los migrantes económicos. Completamente idiota: ningún país (África del Norte, Turquía, etc.) aceptará tales centros. Además, cuando él era Presidente, ¿por qué Sarkozy nunca hizo nada contra esta “inmigración económica”?

4) “Que Francia tome la iniciativa para una conferencia que reuniría a la Unión Europea y a nuestros vecinos del Mediterráneo para preparar un acuerdo multilateral sobre la inmigración” ¡Otra “conferencia”! ¡Más palabras que reemplazan a los actos! ¿Vamos a juntar a gobiernos europeos que discrepan unos con otros con, por ejemplo, los inexistentes gobiernos libio o sirio? ¿Por qué no, en cuanto a eso, invitar a Ibrahim al-Baghdadi, el asesino “califa” de ISIS? Durante su presidencia, Sarkozy había tratado ya de crear una especie de “Unión Mediterránea” que fracasó completamente. Ridículo.

5) Finalmente, una gran idea: renegociar el Área Schengen de libre tránsito “que ya no funciona”. Y restablecer los controles fronterizos, en espera de un acuerdo “Schengen II”, que será un poco más restrictivo. Además de la imposibilidad de alcanzar tal acuerdo, en particular debido al dogmatismo del gobierno de Merkel, la urgencia de la situación simplemente requiere la terminación unilateral del Acuerdo Schengen sobre libre tránsito y el restablecimiento de fronteras nacionales protegidas, y la sepultación definitiva de dicho acuerdo.

Ninguna de las ridículas medidas de Sarkozy es aplicable: son como vendas sin un adhesivo. Y, sin embargo -por demagogia- él afirma: “Nunca en la historia de Europa habíamos tenido que tratar con tal presión migratoria”. Con más razón, después de este diagnóstico, para proponer soluciones serias, es decir, remedios drásticos y no sólo anuncios políticos destinados únicamente a maniobrar en el loquero de ese caos ideológico y de ambiciones rivales que es el partido Republicano, la ex Unión para un Movimiento Popular.

Las Únicas Medidas Eficaces Verdaderas

Esta “crisis de los migrantes” está recién comenzando. ¿Cuáles serían las soluciones urgentes y de largo plazo? Ellas son inaplicables a escala de la Unión Europea, donde sólo malos acuerdos, como mínimo, son posibles y donde las fronteras comunes del Área Schengen, teóricamente defendidas por la muy cómica “Agencia Frontex”, son coladores. Examinemos entonces las soluciones sólo para Francia. [1]

1) Suspensión unilateral del Acuerdo Schengen, insubordinación y retorno a los controles fronterizos, incluso para los ciudadanos de países miembros de la Unión Europea. Esto implica el rechazo efectivo en los puntos de control (caminos, estaciones, etc.) de cualquier “migrante” desprovisto de pasaporte y visado. Esto también requiere algo de músculo al principio contra muchedumbres invasivas.

2) Destrucción de los botes de los contrabandistas de ilegales en la costa de África del Norte, sobre todo Libia, mediante bombardeos aéreos enfocados, evidentemente mientras ellos estén vacíos. Privados de embarcaciones, los contrabandistas (quienes pagan impuestos a ISIS) ya no podrán transportar a su ganado humano. No se requerirá una autorización de Naciones Unidas: actuar primero, discutir después.

3) Intercepción en el mar por la Marina francesa de barcos con gente. Ellos serán remolcados o hechos retroceder por la fuerza hasta sus puntos de salida; los pasajeros clandestinos serán embarcados y devueltos a las costas africanas.

Lo que debe ser entendido es que estas tres primeras medidas disminuirán rápidamente los flujos por el efecto ejemplificador y de disuasión. Y luego una batería de medidas disuasivas que disminuirán aún más eficazmente el flujo: ni un solo centavo más en ayuda. Entonces no habrá ningún incentivo para venir a instalarse aquí.

4) Una detención inmediata de toda ayuda a los inmigrantes ilegales y buscadores de asilo: beneficios, alojamiento, asistencia médica gratuita, educación para niños, etc., ofrecida a los inmigrantes en situación irregular. Un irregular ya no tiene más derecho a cuentas bancarias. Supresión inmediata de la ayuda de acompañamiento educativo para los demandantes de asilo, de la ayuda jurisdiccional, de la ayuda temporal de espera (ATA), de la ayuda de alojamiento, de la cobertura médica universal (CMU), y de la ayuda médica del Estado (AME) para los que la soliciten, así como para todo clandestino o extranjero sin permiso de permanecer. Se le pondrá fin al escándalo de que los emigrantes ilegales que tocan más y viven mejor sin hacer nada (salvo trabajos no declarados y tráfico) que un pequeño jubilado o un desempleado francés. Añada la supresión total de toda subvención (todavía otra aberración) a organizaciones de ayuda a emigrantes ilegales o “refugiados”.

El nervio de la guerra contra los flujos migratorios, principalmente clandestinos, es la finalización de los incentivos que los traen aquí: paralización de las corrientes atrayentes del aire y de la bomba de succión de las ayudas y los subsidios, poniéndole fin al parasitismo. En efecto, la expulsión física de inmigrantes ilegales y rechazados al derecho de asilo se topa con innumerables dificultades prácticas. Debemos por lo tanto atacar las causas y no apuntar a las consecuencias. Esta supresión de las ayudas detendrá inmediatamente las peticiones de asilo. No tendremos que expulsar o deportar… a aquellos que ya no vienen. En cuanto al buen número de aquellos que queden aquí, privados de todo recurso, de toda ayuda, ellos preferirán marcharse. Doble ventaja: un ahorro directo de más de 3.000 millones por año como mínimo y una reducción de la masa de inmigrantes.

El costo de los refugiados y buscadores de asilo, según el Tribunal de Cuentas, a pesar de las mentiras del Gobierno, ha alcanzado 13.724 euros por persona por año. La actual ola de invasores, añadidos a los 69.000 ya identificados, conduce a ¡100.000 por año! Un hoyo financiero. Sólo el 1% de los candidatos rechazados abandona el territorio. El 80% de los demandantes de asilo son fraudes. Tan sólo los gastos de salud en esta población han alcanzado 600 millones de euros por año. Insostenible. Continuemos con la lista de medidas necesarias.

5) Drástica limitación del derecho a asilo. La actual situación es absurda e insostenible. La mejor manera de proceder es primeramente decretar que cualquier clandestino que entre ilegalmente y abra un archivo de demanda de asilo (lo que lo hace jurídicamente inexpulsable mientras esté pendiente su juicio) no tiene absolutamente ningún derecho a ningún beneficio o ayuda, como ya vimos (Nº 4), y que toda persona o asociación que lo ayude o proteja debería ser sancionada. El solo anuncio de esta medida desalentará al 100% de los fraudulentos y falsos demandantes, es decir, a la inmensa mayoría.

Por otra parte, el derecho a asilo no será aplicable más que a la gente que es probadamente víctima de persecución (como los cristianos de Oriente) y no a los “refugiados” del mundo entero. La solicitud de ellos deberá ser archivada en su país de salida, antes de cualquier autorización para entrar a Francia y de la entrega de una visa. Las corrientes se secarían inmediatamente. No hay prácticamente ningún solicitante de asilo en Japón. ¿Nos hemos preguntado por qué?

6) Un régimen especial social y económico para los extranjeros en situación legal, es decir, ningún acceso a los sistemas sociales franceses, seguridad social, asignaciones familiares, subsidios de cesantía, educación gratuita, seguro médico, cotizaciones de jubilación, etc. Los extranjeros de fuera de la Unión Europea financian su propia protección y seguros sociales, asistencia médica, matrícula escolar privada o no. Ellos sólo tienen sus salarios, como en el sistema japonés.

7) Restricción de los permisos de residencia y de trabajo y de visas, es decir:

(a) Ningún permiso de permanencia puede ser emitido a un inmigrante sin la prueba de que él tiene un contrato de trabajo antes de entrar en Francia. Un estudiante extranjero no puede permanecer en el territorio sin un contrato de trabajo después de la obtención de su diploma ni beneficiarse de ninguna ayuda financiera o de cualquier tipo (sistema estadounidense). La inmigración no puede ser más que por trabajo y provisoria.

(b) Los permisos de residencia quedan limitados a un año, renovables. En caso de pérdida del empleo, ninguna ayuda ni beneficio es ofrecido, y la persona en cuestión es deportada después de tres meses si no ha encontrado un nuevo empleo.

(c) Abolición del status de “trabajadores libres” venidos de otros países de la Unión Europea, sometidos a cobros y cotizaciones en sus países.

(d) Toda empresa que emplee inmigrantes ilegales es castigable con una multa inmediata igual al 10% de su volumen de ventas anual.

(e) Las visas turísticas —muy a menudo usadas fraudulentamente— son concedidas para todos los países fuera de la Unión Europea a cambio de la evidencia de recursos (del visitante) en el país de origen.

8) Fin a la reunificación de la familia. Esta medida catastrófica, obra de Giscard y Chirac que De Gaulle y Pompidou rechazaron absolutamente, es la puerta abierta a la invasión y a fraudes de toda clase. Ningún extranjero admitido, a título de trabajador u otra condición en suelo francés, puede hacer venir a sus parientes. Esta medida ciertamente contravendría las directivas supranacionales europeas. Pero no importa: es necesario contravenir las reglas para crear la crisis y hacer avanzar los acontecimientos (ver debajo).

9) Abolición de la ciudadanía por nacimiento (jus soli). Este derecho, que implica que cualquier niño nacido en Francia es francés de pleno derecho, no es sólo una absurdidad jurídica sino un incentivo para la inmigración de asentamiento, puesto que una familia que tiene hijos en Francia se hace jurídicamente inexpulsable, siendo franceses sus descendientes. Ésta es una verdadera trampa. El derecho de suelo, o derecho a la nacionalidad automática por el lugar de nacimiento, es un absurdo que fue combatido por Pericles, el padre de la democracia ateniense, que estableció que no era ateniense sino aquel nacido de un padre Y una madre (ambos padres) atenienses. El señor Sarkozy dijo, en uno de sus sofismas de los que tiene el secreto, que el derecho de suelo (jus soli) ¡es parte de la “identidad francesa”! Nuestra identidad es por lo tanto des-afrancesarnos. De ahí estas dos medidas: Por una parte, la nacionalidad francesa no es concedida de pleno derecho e inmediatamente más que a un niño nacido de dos padres de nacionalidad francesa; por otra, el matrimonio con una persona de nacionalidad francesa ya no le confiere ningún derecho automático a ésta. Esta disposición es esencial para contrarrestar la ola de matrimonios “blancos” o “grises”.

10) Limitación considerable de la naturalización. Actualmente, después de décadas, haya estado la Derecha o la Izquierda en el poder, Francia ha naturalizado a más de 200.000 personas por año, lo que ha hecho del ser “francés” algo carente de significación. Como no importa quién pueda llegar a convertirse en francés, dicha calificación queda vacía de todo sentido y contenido. Ser francés (o “europeo” de otra nacionalidad) ya no es un asunto de pertenencia o de opción razonada sino de un simple cálculo, material o de otro tipo. Además, la mayoría de los naturalizados o de los innumerables “franceses de papel” no se sienten franceses en sentido etnocultural.

(a) No podrían ser, por lo tanto, franceses naturalizados, más que aquellos que dominan perfectamente la lengua francesa, que nunca hayan tenido problemas con la justicia, y que hayan tenido un trabajo estable durante al menos 10 años.

(b) Es necesario añadir una modificación al régimen penal de extranjeros y ciudadanos naturalizados: el restablecimiento y el endurecimiento del “doble castigo” por medio de la expulsión definitiva de todo extranjero condenado al final del cumplimiento de su condena; y la privación inmediata de la nacionalidad para ciudadanos naturalizados convictos de cualquier crimen o tentativa de ello.

Estas Disposiciones ¿Son Inmorales e Ilegítimas?

Sí, ellas lo son de acuerdo a la ya vieja vulgata del año ’68 (marxista), que ya no se aplica a la situación actual. Ellas lo son también según los estándares de un humanitarismo cristiano absolutista defendido por la actual doctrina del Vaticano, que está lejos de ser compartido por todos los cristianos. Sin embargo, el problema planteado es importante. No es necesario hacer a un lado las cuestiones morales, sino que hay que adaptarlas, ya que estas disposiciones no son en absoluto “inmorales” desde un punto de vista filosófico. Por el contrario, ellas surgen del sentido común, de la moral práctica, que bien valen más que la hipócrita moral abstracta.

Como lo explica Carl Schmitt, en los “casos de urgencia” (y sólo allí) el acto político por excelencia de un Estado es recuperar su soberanía y contravenir los tratados o leyes que le impiden tomar decisiones vitales. La primera preocupación moral es la protección de su propio pueblo y no el respeto protocolar y rígido de “principios”. A Schmitt se le une aquí Aristóteles, quien separa la moral privada y la moral pública y política, que tienen normas diferentes. Del mismo modo, en su libro Política, Aristóteles, que cree en la igualdad, pero no en el igualitarismo, distinguió la condición de los extranjeros de la de los ciudadanos dentro de la Ciudad; los primeros no disfrutan de los mismos derechos y pueden irse a casa si no están satisfechos.

La hospitalidad no puede interesar sino a minorías ínfimas, en un caso a caso y a menudo de manera provisoria. La acogida de poblaciones extranjeras (alóctonas) enteras sólo desemboca en conflictos imposibles de administrar. El egoísmo étnico y nacional es moral porque es un factor de orden y tranquilidad. Por esta razón, es legítimo.

¿Serían Estas Eficaces Disposiciones por lo menos?

En realidad, si estas medidas fueran decretadas, ellas no tendrían siquiera que ser aplicadas al 100% hasta el final. Presenciaríamos una reducción brutal de la invasión inmigratoria, cortando la entrada de aire. Un buen número de inmigrantes establecidos se marcharían (“démigration”). ¿Se convertiría Francia en una “fortaleza”, “bunkerizada”? Sí, ¿y qué? Un país protegido funciona mucho mejor que un molino abierto a cada viento. Contrariamente a la vulgata simplista de economistas “humanistas” y liberales (así como de derechistas como Nicolás Baverez o Alain Madelin), un país que se protege de invasiones inmigratorias está mucho mejor equipado, al final, en la economía globalizada. La homogeneidad, no la salvaje heterogeneidad, es una fortaleza. El orden de la puerta cerrada y la frontera protegida siempre vale más que el caos de la puerta abierta y la frontera ausente. Además, en la época de la Internet, los cambios humanos pueden ser hechos sin la presencia física.

Esta “crisis de inmigrantes” puede conducir a un colapso parcial de la Unión Europea, con la finalización de la Zona Schengen de libre circulación de personas. Esto, junto con la fragilidad de un Euro bajo una transfusión artificial, contribuirá a la redefinición de arriba abajo de una Unión Europea completamente desviada e impotente. La transgresión de las reglas de la Unión Europea, sin complejos, será el mejor medio para provocar un choque, un conflicto salvador, y construir una nueva forma de Europa. La verdadera Europa.

FUENTE: http://www.gfaye.com/invasion-migratoire-3-pour-un-remede-de-cheval/ [3]