¿Quienes somos?
Nórdicos, Arios, y Blancos

Nordic [1]1,940 words

English original here [2]

El Nacionalismo Blanco presupone la respuesta a la pregunta “¿quién es blanco?” El Nacionalismo Blanco es un movimiento político, mientras que la identidad blanca es una pregunta metapolítica. Una respuesta precisa a esta pregunta provee los fundamentos para una efectiva defensa de los intereses de los blancos. Respuestas falsas o imprecisas, sin embargo, tienden a confundir y a generar esfuerzos inefectivos. Quiero lidiar con dos respuestas engañosas: “Nordicismo” y “Arianismo”. Ambas actitudes socavan el Nacionalismo Blanco al introducir confusiones sobre la identidad blanca.

El nórdico arquetípico es alto, de cabeza larga, y de piel clara, con ojos azules y pelo rubio. Los tipos nórdicos y sus características se encuentran a lo largo de Europa, pero como sugiere el nombre, son más prevalecientes en el norte. Como lo defino, el Nordicismo es la visión de que el tipo Nórdico es el modelo, el paradigma, o el arquetipo de los blancos, con la implicación de que no-nórdico es no-blanco, o que es blanco en menor medida. Los nordicistas más infantiles realmente imaginan que la única forma en que los europeos pudieran adquirir pelo negro, ojos y rasgos es a través de la mezcla racial.

Los arios fueron los creadores de un lenguaje y una cultura en particular. Su patria, aparentemente, estaba en Europa del Este, en algún lugar entre el Báltico y el Mar Negro (un área poblada por eslavos y bálticos, quienes los nordicistas consideran mezclas inferiores). En el segundo milenio a.C., los arios comenzaron a emigrar hacia el Occidente hacia Europa, Sur hacia el Medio Oriente, y Este hasta India y tan lejos como China, difundiendo su lenguaje, cultura, y genes en el proceso. A razón de esta expansión, los arios también son llamados indoeuropeos. Los arios originales se piensan que han sido de tipo nórdico, por lo tanto, las mismas características físicas que describen a los nórdicos y a los arios. Así como el nordicismo considera el arquetipo de los blancos al nórdico, el arianista hace del indoeuropeo la cultura y lenguaje normativo.

¿Qué hay de malo con el nordicismo? Nada realmente, si uno es nórdico. Parece perfectamente saludable y natural para los nórdicos preferir la compañía de pueblos genéticamente similares. Efectivamente, el cerebro está diseñado para ser así. Yo soy de tipo nórdico, y estoy más que cómodo en climas del norte y entre gente nórdica. Entre otras cosas, preferiría una pareja nórdica que comparta mis características recesivas y que pueda ayudarme a pasarla a la próxima generación. Estas actitudes harían sólo cuestionable si esperara que los no-nórdicos los compartieran también. Esto sería tomar una preferencia natural que es relativa a un subgrupo racial y transfórmalo en un estándar absoluto para todos los grupos.

Ni siquiera cuestiono la idea de superioridad nórdica. Si los grupos son realmente diferentes, entonces cada grupo está encajado en ser objetivamente mejor que los demás en algunos aspectos. Pero debemos recordad que esto también se aplica a los grupos que están encajados a ser inferiores por otros aspectos. Los nórdicos son objetivamente superiores en crear sociedades altamente prosperas, igualitarias, de alta confianza, y de baja corrupción. Como nórdico, me encuentro más que cómodo en tales sociedades, y muchos otros pueblos se ven atraídos a tales sociedades, si tan sólo como esponjas y plomeros. Los nórdicos, sin embargo, son objetivamente inferiores en preservar nuestras sociedades debido a un bajo etnocentrismo, alta confianza, y credulidad extrema frente a pueblos tribales depredadores que buscan desposeernos. La superioridad nórdica se vuelve cuestionable sólo si (1) asumimos que las excelencias nórdicas son el único criterio para juzgar las sociedades, y (2) nos olvidamos que los nórdicos no son superiores en todo.

Aunque Nacionalistas Blancos tales como Wilmot Robertson y William Pierce eran fuertemente nordicistas, y sus actitudes continúan, en mi experiencia los Nacionalistas Blancos Nórdicos son los más conscientes de sus debilidades colectivas. Más allá de eso, los nórdicos que tienen las actitudes más ingenuas y supremacistas arraigadas tienden a ser liberales e izquierdistas que creen que los inmigrantes no-blancos pueden volverse ciudadanos de sociedades nórdicas, que ellos quieren volverse ciudadanos, y que aparentemente no tenemos ni siquiera que intentar asimilarlos, porque la forma de vida nórdica es intrínsecamente tan atractiva que todos espontáneamente y voluntariamente quieren adoptarla (sin, quiero agregar, desposeerse de sus identidades étnicas, las cuales son aparentemente sólo asuntos superficiales de dieta y vestuario).

El nordicismo es problemático para los Nacionalistas Blancos porque socava la cooperación y confianza entre los diferentes grupos europeos. Esto daña la habilidad de los Nacionalistas Blancos en defender los intereses blancos de los europeos en sociedades coloniales como EEUU y Canadá, los cuales eran diversos grupos europeos con sus variedades étnicas que están increyentemente mezclados en una identidad “blanca” genérica. En Europa misma, también socava la solidaridad pan-europea necesaria para prevenir las peleas internas y unificar Europa frente a las amenazas extra-europeas.

Imaginen, por ejemplo, los sentimientos de un griego o un italoamericano hacia la alianza de William Pierce si él leyera Who We Are [3], en el cual se lamenta que los invasores nórdicos al llegar a Grecia se mezclaron con los indígenas europeos de la región en lugar de exterminarlos para mantener su raza pura – una agenda exterminacionista que él vio en el futuro en  The Turner Diaries [4]. Tales actitudes siguen lógicamente la premisa de que los nórdicos son los únicos europeos auténticos, lo que quiere decir que los no-nórdicos son de menor calidad. La Alianza Nacional aceptaba miembros no-nórdicos, pero tales personas podían legítimamente preguntar si la organización realmente podía tomar su dinero y representar sus intereses en buena fe.

La idea de que los nórdicos son auténticamente y arquetípicamente blancos es simplemente un error intelectual.

Primero, no hay razón para pensar que los primeros europeos fueron nórdicos

Segundo, incluso si fuera así, no hay razón para suponer que todas las diversificaciones del tipo nórdico representan un declive del ideal

Los nórdicos son sólo una de las ramas del árbol familiar europeo, y no son más ni menos auténticamente europeos que las otras ramas.

Otro error que está aliado al nordicismo es lo que llamo la falacia del nieto. Muchos blancos operan bajo la asunción de que los únicos verdaderamente blancos son aquellos que casarían en su familia. Y debido a que la mayoría de las actitudes sobre esos temas son basados en similitud genética, la falacia del nieto es realmente una forma de chauvinismo sub-racial inconsciente. Es perfectamente natural y saludable querer casarse con pueblos genéticamente similares, así que uno puede confiablemente pasar sus genes y cultura a la próxima generación. Pero esto no implica que los grupos que uno desea que no se casen son menos europeos o menos blancos.

El arianismo es una actitud más complicada que la del nordicismo. Nuevamente, el arianismo es la visión de que el lenguaje indoeuropeo y su cultura son normativamente blancos. Y de la forma más caprichosa, el arianismo lleva a la falsa inferencia de que los vascos, finlandeses, húngaros, y estonios son “no blancos” porque no hablan lenguajes indoeuropeos. Es igualmente infantil la inferencia de que los caucásicos no europeos (persas, armenios e indios) son de alguna forma “nosotros” porque ellos hablan lenguas indoeuropeas. La reductio ad absurdum del arianismo es un europeo que siente mayor cercanía con los persas y los hindús que con los húngaros o finlandeses debido a raíces lingüísticas comunes. Por supuesto, debido al colonialismo hay también millones de africanos, amerindios, y asiáticos que hablan lenguas indoeuropeas e incluso pueden llevar genes europeos. Lógicamente, el arianista debería preferir también a estas personas por sobre los vascos o estonios, pero tengamos la esperanza que se achiquen frente a esta absurdidad. Los europeos pueden aprender mucho de su lenguaje y cultura pre-cristianos a través del estudio de las divisiones de los arios entre los no-europeos. Pero aquellos que llevan estos lenguajes y culturas hoy en día siguen siendo no-europeos – no “nosotros”.

No hay razón para presumir que el lenguaje y la cultura indoeuropea son normativamente europeos. Los arios fueron una rama de la familia europea que se separó de la raíz principal, evolucionó en un lenguaje y cultura distinto en soledad durante incontables milenios, y luego migro de regreso al corazón europeo, así como también al Cercano, Medio y Lejano Oriente.

Los arios ciertamente contribuyeron a la civilización europea pero no la crearon. Efectivamente, cuando las varias oleadas de arios retornaron a Europa, fueron correctamente entendidos como bárbaros. Incluso ellos se consideraban bárbaros. La agricultura, la cerámica, el trabajo del metal, el lenguaje escrito, el reloj, los calendarios, la astronomía, la irrigación, la vida urbana, la rueda, las artes y las artesanías refinadas, y la arquitectura monumental- todas estos fueron inventos pre-arios. Las primeras altas civilizaciones europeas surgieron en la cresta fértil y alrededor de la costa del mediterráneo, no en el norte. Sus creadores fueron sub-racialmente mediterráneo no nórdicos. Y cuando los arios retornaron a Europa, ellos fueron golpeados por civilizaciones superiores que encontraron y ansiosamente asimilaron, cultural y genéticamente, hasta que los arios puros se extinguieron.

Los europeos de hoy, culturalmente y genéticamente, son más o menos compuestos por arios y pre-arios. Entonces es una forma de falsa conciencia –o de no autenticidad- identificarnos, individual o colectivamente, con los arios, un pueblo extinto que vivió sólo como ingredientes genéticos y culturales de los europeos modernos. Los arios son parte de nosotros, pero no son nosotros. Soñar que somos arios es como un perro soñando que es lobo.

¿Entonces quiénes somos? ¿quién es blanco? ¿quién es europeo? Una respuesta simple pero pragmática es que somos una rama de la raza caucásica que ha habitado Europa desde la última era glacial. Pragmáticamente, esta ascendencia común abraza todos los grupos que reconocemos como europeos, pero también excluye los caucásicos no-europeos en el Medio Oriente, las Montañas del Cáucaso, y Asia Central y del Sur.

Los caucásicos europeos y no-europeos aparentemente han tenido ancestros en común. Pero cuando hablo de la raza europea o blanca, me estoy refiriendo al subconjunto de la raza caucásica que se asentó y desarrolló en Europa. Aunque hay casos liminales dónde dos sub-grupos raciales se mezclaron, los caucásicos no-europeos son culturalmente y genéticamente diferentes de los europeos. Además, los caucásicos no-europeos existen en vastos números a diferencia de los europeos, no están en peligro de extinción. Aunque la mezcla entre caucásicos europeos y no europeos no es mestizaje en un sentido estricto, debería ser de todas formas desanimado, debido a que corroe la distinción genética de una raza ya en peligro.

Si los nordicistas piensan que esta definición incluye gente que son considerados por ellos ineptos para vivir con ellos o mezclarse con ellos, no necesitan hacerlo siempre y cuando mantengan sus propias patrias distintivas.

Los blancos son unidos por un origen común, enemigos en común, y una amenaza común de extinción. La única cosa en común que nos falta es la forma de prever nuestra desaparición genética y cultural. El propósito del Nacionalismo Blanco es darle a nuestra raza un futuro nuevamente. Cambiar el curso de la historia no es una tarea pequeña. Requiere conciencia y solidaridad blanca, así como también organización y acción histórica-mundial.

La solidaridad blanca no necesita entrar en conflictos con identidades regionales, nacionales y sub-raciales. Efectivamente, el propósito del Nacionalismo Blanco es proteger tales diferencias. Pero los chauvinismos sub-raciales y nacionales- y las identificaciones imaginarias con ancestros extintos y no-europeos que hablan lenguas indoeuropeas – conflictúan con la solidaridad que necesitamos para salvarnos. Los nordicistas y los arianistas están en la misma lista de destrucción que el resto de nosotros. Lo que significa que tales actitudes son, en definitiva, auto-derrotistas. Son lujos e indulgencias que una raza moribunda a duras penas puede permitirse.