Sobre el Tribalismo

FascinationBallerina [1]1,257 words

Traducción por Francisco Albanese; English original here [2]

Uno de los argumentos frecuentemente usados  por los nacionalistas blancos, defensores blancos, y otros miembros de la comunidad de la derecha alternativa es que el tribalismo es natural. Por tribalismo me refiero simplemente a la preferencia que tienen las personas a rodearse y asociarse con otras como ellas. En algún momento, esto pudo haber significado que los franceses, por lo general, preferían estar entre otros franceses, los holandeses entre los holandeses, polacos entre polacos, etc.

Hoy en día, sin embargo, como los europeos se encuentran cada vez más invadidos por inmigrantes no asimilables y a menudo indisciplinados procedentes de África, Oriente Medio y América Latina, el tribalismo se refiere cada vez más a blancos prefiriendo estar entre otros blancos. La aparición del Tercer Mundo en toda su fealdad en nuestras propias patrias ha sacudido a los tribalistas blancos del estupor nacionalista que los había envuelto durante el siglo XIX y la mejor mitad del siglo XX. Los griegos hoy sientan el mismo dolor que los británicos y  suecos y enfrentan las mismas amenazas. Entonces, ¿por qué ser nacionalista? En estos días, se trata de raza y mucho sólo sobre raza.

Así que, aunque estoy de acuerdo que este tribalismo racial es perfectamente natural y saludable, incluso en circunstancias normales, siempre he sentido que hay más en la historia que mero tribalismo. En otras palabras, tribalismo por tribalismo no es todo lo que hay. No puede ser.

Todos conocemos las estadísticas. Probablemente podríamos compartir un montón de evidencia anecdótica igualmente. Cuando se les da la oportunidad, los hombres negros e hispanos tienden a abandonar el tribalismo para asegurarse una esposa o novia blanca. Según Wikipedia [3], en 2010, 10,8% de los hombres negros americanos casados tenía esposas no-negras, 83,8% (390.000) de las cuales eran blancas. También en 2010, el 15,2% de las mujeres asiáticas americanas estaba casada con hombres no-asiáticos, y casi el 87,5% (o 529.000) de estos hombres no asiáticos eran blancos. Un poco más de un cuarto de todos los matrimonios de hispanos eran cónyuges de otra raza, y estaban incluso divididos por género. En contraste, los blancos siguen siendo los menos propensos a participar en matrimonios extra-raciales. Poco menos del 2,3% y 2,1% de hombres y mujeres blancos, respectivamente, tenían esposos blancos en 2010.

Entonces, si el tribalismo es algo natural y positivo, ¿por qué tantos no-blancos lo dejan de lado cuando se les da la oportunidad? Los únicos otros grupos que se acercan al nivel de tribalismo exhibido por los blancos fueron las mujeres negras americanas (sólo el 4,5% tenían maridos no negros) y los hombres asiáticos americanos (8,2% tenían esposas no asiáticas). Y aún éstos son mucho más altos que las tasas exogámicas de los blancos.

Yo diría que hay una verdad objetiva detrás de por qué las personas se tribalizan o no tribalizan. En general, las personas también seleccionan cónyuges en interés propio. ¿Quién es la más atractiva? ¿Quién me puede dar la vida familiar más estable? ¿Quién se acerca más a mis intereses y el nivel educacional? ¿Con quién disfruto estar? ¿Quién me traerá más riqueza o un status más alto? Si la gente no puede encontrar fácilmente candidatos que cualifiquen en su propio pool génico, comenzarán a bucear en otros.

La única conclusión razonable aquí es que, aparte de inclinaciones naturales hacia la raza propia (que son muy fuertes), los blancos tienen más razones para ser tribales. Sin rodeos, nuestras mujeres son las más bellas del mundo. Nuestros hombres son también más proclives a ser buenos maridos, o por lo menos atractivos. Estas son conclusiones auto-halagadoras, de seguro. Pero también encajan mejor con los datos, que no elogian a nadie. Además, hay evidencia científica que la belleza no está sólo en el ojo del espectador. Es una cualidad objetiva. Por lo tanto, parece que los blancos tienen más  que proteger cuando se enfrentan con los no blancos que comparten sus comunidades.

Así que vamos a hacer un experimento mental para ayudar a ampliar este punto. Supongamos que, en un mundo retorcido, la mayoría de los refugiados sirios en Europa que tienen a todo el mundo tan preocupado no consiste en jóvenes sin educación, matones y no asimilables inclinados a la violación y la Jihad. En cambio, vamos a suponer que la mayoría de estos refugiados consisten en jóvenes extremadamente atractivas, núbiles, que posee inteligencia media o superior a la media, altos niveles educacionales, gran respeto por la cultura y tradiciones occidentales, y que además son muy agradables y dispuestas a casarse con hombres europeos y convertirse en amantes esposas y madres.

Es gracioso pensar en esto porque es lo contrario de la verdad. Pero ahí está.

Tal escenario podría no sacar a los lectores de Counter-Currents de sus sentimientos por el tribalismo (ni lo haría con el autor de este artículo). Sin embargo, creo que sería razonable concluir que en tales felices circunstancias, la idea del tribalismo por el hecho del tribalismo sería mucho más difícil de vender a los hombres europeos en general. Al mismo tiempo, el tribalismo probablemente se convertiría en una venta más fácil para las mujeres europeas que verían esta invasión como una amenaza a su privilegiado cuasi-monopolio sobre los hombres europeos.

Esto me recuerda una experiencia que tuve hace unos años mientras observaba una proyección de la primera película del director Spike Lee, She’s Gotta Have It. Como podría esperarse, el público consistía sobre todo de negros en edad universitaria. Luego en la película, un estereotípicamente poco fiable hombre negro es ofendido por una mujer negra y se enfada, anunciando que va a buscarse a una mujer blanca.

Las mujeres negras en la audiencia bulleron y se agitaron con hostilidad.

Y por supuesto que lo harían. Saben que no pueden competir con las mujeres blancas. En general, no son tan bonitas. No son tan inteligentes o tan talentosas. Por cada hombre negro que quiera sumergir su dedo del pie en los pastos más verdes, que es una potencial pareja menos para ellas.

A nadie le gusta estar congelado en el sistema de la lotería darwiniana. A nadie le gusta estar solo. Así que ellas bulleron. Fue lo único que podían hacer.

Pero para aquellos de nosotros con opciones, el anterior experimento mental es altamente instructivo. Debido a que está cerca de 180 grados en contra de la verdad (de hecho, a mis ojos, la mayoría de las mujeres hispanas, negras y árabes tienden a ser atractivas sólo cuando son comparadas con sus semejantes, una observación apoyada por los datos anteriores), subraya más la idea que el tribalismo, al menos en el caso de los blancos, tiene una gran base en verdad. Requiere imaginar absurdos experimentos mentales para visualizar que un gran número de blancos no es tribal.

Nosotros (es decir,  los blancos) somos tribales porque es natural, sino también porque en un entorno objetivo somos los compañeros más atractivos. Somos los más talentosos en la mayoría de las cosas. Contamos con sistemas políticos que la mayoría de los pueblos emulan. Hemos construido naciones en las que la mayoría de la gente quiere vivir. Hemos establecido estándares de vida al que todos aspiran. Nosotros, como europeos blancos, hemos hecho grandes cosas en cada campo conocido por el hombre. Abre cualquier libro de historia, texto de ciencias, CD de música clásica o antología literaria y descúbrelo por ti mismo. O puedes buscar cualquier revista de moda europea o americana si quieres contemplar belleza real.

Así que, por supuesto que somos tribales. Y sólo mediante reconocer y aceptar las razones de por qué somos tribales podremos mantenerlo de esa manera o convertirlo en aún más.