Navidad, la belleza de la vida

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[1]Traducción por Francisco Albanese; English version here [2]

Nos acercamos a la Navidad (otro nombre para el solsticio de invierno). Asociada al árbol de hojas perennes, la Navidad ha sido celebrada en los países europeos desde tiempos inmemoriales como la gran fiesta que presagia el renacimiento de la naturaleza y la vida después del reposo del invierno. Uno no puede dejar de pensar que Europa, también, algún día emergerá de su actual Dormición [3], incluso si es más larga que el ciclo de la naturaleza. 

La Navidad es para los niños. Es también una celebración donde la belleza tiene su lugar. ¿No es la ocasión para reflexionar sobre este concepto vital, uno de los tres componentes de la “tríada Homérica [4]”: “la naturaleza como cimiento, la excelencia como objetivo, la belleza como horizonte”?

En lugar de una disertación sobre la belleza, quiero ofrecer a aquellos que me leen algunos consejos prácticos sin, sin embargo, descuidar una reflexión meditativa: la estética se basa en la ética (el bien se define por lo que es bello) al igual que la ética se basa en la estética (lo bueno es inseparable de lo bello).

Cultiva la belleza (el sentido estético) para ti y tus seres queridos. La belleza no es una cuestión de dinero y consumo. Reside en todas las cosas, principalmente en los pequeños detalles de la vida.

La belleza es dada gratuitamente por la naturaleza: la poesía de las nubes en un cielo brillante, el golpeteo de la lluvia en una carpa, noches estrelladas, atardeceres en verano, los primeros copos de nieve, los colores del bosque en invierno, las primeras flores en el jardín, el ulular de una lechuza en la noche, el olor de una fogata en una cabaña en el campo…

Si la belleza de la naturaleza nos es entregada, la belleza que creamos en nuestras vidas requiere de esfuerzo y atención.

Recuerda que no hay belleza (o alegría) sin armonía de colores, materiales, formas y estilos. Esto es así para el hogar, la ropa y los pequeños detalles de la vida. Evita los materiales sintéticos y plásticos a favor de los naturales.

No hay belleza sin cortesía en los tratos con aquellos cercanos y distantes (excepto los idiotas).

He notado que la estética es el fundamento de la ética. De hecho, no hay belleza sin equilibrio moral y físico. Por ejemplo, mantén tus dolores y problemas, los del corazón, el cuerpo, el trabajo y los fines de mes difíciles. Ganarás estima por tu discreción y reputación por la buena compañía. Y también ganarás estima por ti mismo.

¡Feliz Navidad a todos!